El libro de Ester es una novela m¨¢s verdadera que muchos libros de historia. Pues si bien se cuentan acontecimientos ficticios, en ellos se expresan las angustias, los rencores y las esperanzas de los jud¨ªos dispersos y a veces perseguidos. Miedo a los paganos, juicio cr¨ªtico sobre las locuras de los que no conocen a Dios; esfuerzo constante para conciliarse el favor de las autoridades; s¨²plicas a Dios, que no puede permitir que desaparezca su pueblo; solidaridad estrecha con sus hermanos de raza; espera del d¨ªa en que puedan vengarse de sus enemigos para mayor gloria de su Dios.
En ese contexto humano en donde no hab¨ªa entrado todav¨ªa el Evangelio, el libro de Ester pone de relieve la fidelidad de Dios a su palabra: el pueblo jud¨ªo ten¨ªa que sobrevivir para que se realizara el plan de Dios sobre la humanidad.
Las dos versiones de Ester
No se sabe mucho sobre el origen de este libro. Los acontecimientos de que habla se situar¨ªan exactamente en el 483, bajo el reinado del emperador persa Jerjes, pero es cierto que el autor no presenta un trabajo hist¨®rico; se debe pensar, sin embargo, que, a pesar de la actitud muy tolerante de las autoridades persas, se conservaba el recuerdo de unos momentos dif¨ªciles.
Exist¨ªa entre los jud¨ªos una costumbre de enviarse regalos y de celebrar una fiesta en los d¨ªas de Purim. La novela toma pie de esta costumbre y justifica esta fiesta contando una persecuci¨®n en que los jud¨ªos fueron salvados gracias a la intervenci¨®n de Ester y de Mardoqueo, ese mismo d¨ªa. En la realidad, esta fiesta era muy anterior a los acontecimientos narrados aqu¨ª, pues era el año nuevo de los Persas.
Originalmente el libro de Ester era, en la Biblia hebrea, un relato profano, y se ajustaba de tal manera a la fiesta popular que no conten¨ªa ni oraciones ni alusi¨®n alguna a las promesas de la Biblia: ni siquiera se nombraba a Dios.
Cuando el libro fue introducido en la Biblia griega de los Setenta, el traductor insert¨® en ¨¦l algunas p¨¢ginas magn¨ªficas y profundamente religiosas, junto con el ¡°sueño de Mardoqueo¡±, al inicio y al final del libro, que situaba el alcance del drama en el contexto de la vocaci¨®n de Israel. En el año 95 de nuestra era, al fijar la comunidad judia el canon de sus libros sagrados, conserv¨® ¨²nicamente la versi¨®n primitiva. La Iglesia, en cambio, ha reconocido como libro inspirado la versi¨®n griega.
Ponemos en it¨¢lica los p¨¢rrafos que son propios del griego. Esas p¨¢ginas figuran a veces al final del libro hebreo y forman los cap¨ªtulos 11 a 15. Tambi¨¦n se puede, como lo hemos hecho nosotros, insertarlas en su lugar correspondiente en el cuerpo del texto.