Sabidur¨ªa (Sap) Cap¨ªtulo 16
Se retoma la comparaci¨®n entre Egipto e Israel; castigo y bendici¨®n
1 Por eso, nuestros perseguidores fueron justamente castigados por animales de ese g¨¦nero y atormentados por una multitud de insectos.
2 En cambio a tu pueblo, en vez de castigarlo, lo colmaste de favores: le enviaste un alimento maravilloso ¡ª¡codornices!¡ª para saciar su hambre voraz.
3 Cuando nuestros enemigos ten¨ªan hambre, sintieron asco ante el aspecto horroroso de los animales que les enviaste; tu pueblo, en cambio, despu¨¦s de una breve privaci¨®n, disfrut¨® de un alimento exquisito.
4 Era necesario que se castigara a los opresores con un hambre implacable, y que tu pueblo, en cambio, viera de qu¨¦ manera eran torturados sus enemigos.
5 Incluso cuando fieras feroces se apoderaron furiosamente de los tuyos y cuando ¨¦stos sucumbieron por la mordedura de serpientes venenosas, tu c¨®lera no dur¨® hasta el final.
6 El castigo que se dej¨® caer por un momento, ten¨ªa valor de advertencia: esta señal de salvaci¨®n les recordar¨ªa los mandamientos de tu Ley.
7 En efecto, cualquiera que se volv¨ªa al objeto de bronce se salvaba, no por lo que ten¨ªa a su vista, sino por ti, el Salvador de todos.
8 Y all¨ª una vez m¨¢s mostraste a nuestros enemigos que eres t¨² el que env¨ªa cualquier castigo.
9 Eran mordeduras de langostas y de moscas que les provocaban la muerte, sin que se encontrara remedio para mantenerlos con vida: ¨¦sa era la prueba de que ten¨ªan ese castigo totalmente merecido.
10 Tus hijos, en cambio, resist¨ªan aun a las dentelladas de las serpientes venenosas, y esto porque dabas una muestra de misericordia y los salvabas.
11 Eran mordidos para recordarles tus or¨¢culos, para que as¨ª no te olvidaran completamente ni se volvieran insensibles a tus favores; y muy pronto fueron curados.
12 Su curaci¨®n no se debi¨® a hierbas o a pomadas sino a tu palabra, Señor, porque t¨² lo sanas todo.
13 S¨ª, t¨² tienes poder sobre la vida y la muerte; t¨² haces que bajen los hombres a la morada subterr¨¢nea o t¨² los preservas de ella.
14 El hombre, en su maldad, es capaz de quitar la vida, pero no puede hacer que vuelva el aliento cuando se ha escapado, ni puede llamar de nuevo al alma que ha partido.
15 ¡Es imposible escapar a tu mano!
16 Los imp¨ªos que se negaron a reconocerte fueron azotados por tu brazo poderoso, perseguidos por lluvias extraordinarias, por el granizo, y tormentas inclementes; el fuego los devor¨®.
17 Extraño fen¨®meno: fue justamente en el agua que lo apaga todo donde el fuego ard¨ªa m¨¢s violentamente, porque todos los elementos se juntaron para proteger a los justos.
18 Unas veces las llamas besaban para no quemarlos a los animales que hab¨ªan sido enviados contra los imp¨ªos: as¨ª comprender¨ªan que Dios quer¨ªa castigarlos;
19 otras, en cambio, la llama surg¨ªa con m¨¢s fuerza bajo el aguacero para destruir las cosechas de un pa¨ªs perverso.
20 A tu pueblo, sin embargo, le distribu¨ªas el alimento de los ¨¢ngeles; le enviabas desde el cielo incansablemente un pan ya listo, que ten¨ªa en s¨ª todos los sabores y se adaptaba al gusto de cada cual.
21 Ese alimento demostraba tu ternura por tus hijos, ya que respond¨ªa a los deseos del que lo com¨ªa y se transformaba en lo que quer¨ªa cada uno.
22 Se parec¨ªa a la nieve, pero soportaba el fuego sin derretirse; mientras que por ese tiempo las cosechas de los enemigos eran presa de las llamas que ard¨ªan en medio del granizo: los rel¨¢mpagos brillaban bajo la lluvia.
23 Pero el fuego parec¨ªa haber perdido sus propiedades cuando se trataba del alimento de los justos.
24 Tu creaci¨®n est¨¢ a tu servicio porque t¨² eres su autor. Se dedica a castigar a los malos, y luego se ablanda en favor de los que en ti ponen su confianza.
25 Para servir a tu bondad, que da a todos el alimento, se transform¨®, acomod¨¢ndose al deseo de los que la necesitaban.
26 As¨ª aprendieron tus hijos muy queridos, Señor, que no son los productos de la tierra lo que alimenta al hombre, sino que es tu palabra lo que sostiene a los que creen en ti.
27 Ese alimento que el fuego no pod¨ªa destruir se derret¨ªa con el calor del primer rayo de sol,
28 para que as¨ª supieran que hay que adelantarse al sol para darte gracias y rezarte desde el amanecer.
29 Pues los proyectos de los ingratos se derretir¨¢n como la escarcha invernal y se escurrir¨¢n como agua que se pierde.

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Comentarios Sabidur¨ªa, cap¨ªtulo 16
16,20

¡Qu¨¦ exaltaci¨®n del man¨¢ que Dios hab¨ªa dado a los Hebreos en el desierto! Si bien esta ret¨®rica casi no nos conmueve, sin embargo esta manera de ver las cosas por parte de los jud¨ªos de la ¨¦poca preparaba lo que dir¨ªa Jes¨²s en Juan 6.