Isa¨ªas anda como prisionero
1 Aquel año el general¨ªsimo de Sarg¨®n, rey de Asiria, fue mandado a Azoto; la atac¨® y se apoder¨® de esta ciudad.
2 Entonces Yav¨¦ habl¨® por medio de Isa¨ªas, hijo de Am¨®s. Le hab¨ªa dicho: «Te colgar¨¢s este saco de la cintura y te sacar¨¢s las sandalias de tus pies.» Isa¨ªas lo hizo as¨ª y andaba sin ropa y descalzo.
3 Luego dijo Yav¨¦: «Mi siervo Isa¨ªas anduvo sin ropa y descalzo durante tres años, y esto fue una señal y anuncio para Egipto y Etiop¨ªa.
4 De la misma manera conducir¨¢ el rey de Asur a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Etiop¨ªa. J¨®venes o viejos, los llevar¨¢ desnudos, sin zapatos y con las nalgas al aire.»
5 Entonces habr¨¢ susto y verg¨¹enza para quienes confiaban en Etiop¨ªa y se sent¨ªan seguros por Egipto.
6 Los habitantes de estas costas temblar¨¢n y dir¨¢n: «¡Miren lo que le ha ocurrido a aquel en quien confi¨¢bamos, y a quien acud¨ªamos en busca de protecci¨®n, para vernos seguros y libres del rey de Asiria! Y ahora, ¿c¨®mo nos vamos a salvar nosotros?»
************************
Comentarios Isa¨ªas, cap¨ªtulo 20
20,1
Resulta f¨¢cil imaginar el impacto de este gesto simb¨®lico. Egipto era uno de los grandes de entonces. Frente a Asiria, que representaba m¨¢s bien el poder militar, era el pa¨ªs m¨¢s rico y de civilizaci¨®n m¨¢s refinada. Los jud¨ªos contaban con Egipto y ped¨ªan su ayuda: carros y caballos. «¡Ay de aquel que conf¨ªa en el hombre!» (Jer 17,5).