Salmos (Sal) Cap¨ªtulo 36
Maldad del pecador y bondad de Dios.¡ªLa misma maldad de los hombres nos incita a confiar en la bondad de Dios.
2 S¨®lo el pecado habla al imp¨ªo en el fondo de su coraz¨®n; ¡ning¨²n temor de Dios ante sus ojos!
3 Se mira con tan buen concepto, que se niega a admitir su culpa.
4 Sus palabras son fraude y maldad; renunci¨® a ser sensato, a obrar el bien.
5 Hasta en su lecho rumia sus maldades; se obstina en el camino que no es bueno, no renuncia al mal.
6 Señor, tu amor est¨¢ sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes.
7 Como los altos montes es tu justicia, y tus decretos como los abismos; Señor, t¨² ayudas a hombres y animales: 8 ¡qu¨¦ valiosa es tu gracia!
8 A ti acuden los hijos de Ad¨¢n, debajo de tus alas se refugian; 9 se sacian con lo mejor de tu casa, y le quitas la sed en tu r¨ªo de delicias.
10 En ti se halla la fuente de la vida, y es por tu luz que vemos la luz.
11 Conserva tu amor a los que te conocen, tus premios a los de recto coraz¨®n.
12 Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me atrape la mano del imp¨ªo.
13 ¡Ah¨ª est¨¢n, cayeron los malhechores, fueron tumbados y no pueden levantarse!
¡¡