1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo. De David.
Oraci¨®n al despertar.¡ªComenzemos el d¨ªa invocando a Dios, para que sea nuestra luz y nuestra fuerza; este es el momento para ir a la Casa de Dios, su templo, donde est¨¢ su luz y su fuerza a nuestro alcance.
2 Señor, escucha mis palabras, y a mi queja pon atenci¨®n.
3 Presta o¨ªdo a mi clamor, ¡oh mi rey y mi Dios!
3 Pues a ti te imploro, Señor.
4 Desde la mañana oyes mi voz.
4 Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera.
5 T¨² no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida.
6 Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad.
7 A los que hablan mentiras los destruyes: Odia el Señor a violentos y embusteros.
8 Pero yo por tu inmensa bondad puedo entrar en tu casa; frente a tu santo templo me prosterno con toda reverencia.
9 Señor, t¨² que eres justo, gu¨ªame: Frente a los que me esp¨ªan abre ante m¨ª un camino llano.
10 Pues nada de sincero hay en su boca y s¨®lo cr¨ªmenes hay en su interior.
10 Para halagar tienen buena lengua, mas su garganta se abre para tragar.
11 Cast¨ªgalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas; ¨¦chalos por sus cr¨ªmenes sin cuento, ya que contra ti se han rebelado.
12 Que se alegren cuantos a ti se acogen, que est¨¦n de fiesta los que t¨² proteges, y te celebren los que aman tu nombre.
13 Pues t¨², Señor, bendices al justo y como un escudo lo cubre tu favor.