Oraci¨®n por el pueblo oprimido
1 Ten piedad de nosotros, Señor, Dios de todas las cosas y m¨ªranos, y derrama tu temor en todas las naciones.
2 ¡Alza tu mano en contra de las naciones extranjeras y haz que vean tu poder!
3 T¨² les mostraste tu santidad en todo lo que nos pas¨®, hazles ahora ver tu grandeza actuando en medio de ellas.
4 ¡Haz que te reconozcan como nosotros te reconocimos: porque no hay otro Dios sino t¨², Señor!
5 Danos nuevos signos, renueva tus maravillas, manifiesta tu gloria actuando y castigando.
6 Revive tu furor y derrama tu c¨®lera; destruye al adversario y aplasta al enemigo.
7 Apresura el d¨ªa, acu¨¦rdate de tu juramento, y que podamos contar pronto tus hazañas.
8 Que los sobrevivientes sean presa del fuego, que perezcan los opresores de tu pueblo.
9 Parte la cabeza de tus enemigos, de sus jefes que dicen: «¡No hay m¨¢s que nosotros!»
10 Re¨²ne a todas las tribus de Jacob y entr¨¦gales como al comienzo su heredad.
11 ¡Ten piedad, Señor, de este pueblo que lleva tu nombre! ¡Piedad para Israel al que consideraste como tu primog¨¦nito!
12 Ten compasi¨®n de la ciudad santa, Jerusal¨¦n, del lugar de tu descanso.
13 Repleta a Si¨®n con el relato de tus maravillas, y a tu pueblo con tu gloria.
14 Confirma las promesas que hiciste al principio, y haz que reaparezcan las profec¨ªas en tu nombre.
15 Dales su recompensa a los que en ti esperaron, y demuestra que tus profetas dec¨ªan la verdad.
16 Escucha, Señor, la oraci¨®n de tus servidores, escucha a tus sacerdotes cuando dan a tu pueblo la bendici¨®n de Aar¨®n.
17 ¡Y que todos en la tierra reconozcan que t¨² eres el Señor, el Dios eterno!
Saber elegir
18 El est¨®mago absorbe todo tipo de alimentos, pero algunos alimentos son mejores que otros.
19 Reconoces por el gusto de qu¨¦ animal cazado se trata, del mismo modo el que tiene experiencia detecta las palabras mentirosas.
20 Algunos son buenos para herir, pero el hombre de experiencia sabr¨¢ responderles.
21 Una mujer acepta cualquier marido, pero hay unas mujeres mejores que otras.
22 La belleza de una mujer ilumina su rostro y colma todos los deseos de un hombre.
23 Si sus palabras est¨¢n impregnadas de bondad y dulzura, su marido ser¨¢ el hombre m¨¢s feliz.
24 El que tom¨® una esposa comenz¨® a enriquecerse; tiene una ayuda semejante a ¨¦l, una columna donde apoyarse.
25 Una propiedad sin cerca atrae a los ladrones: all¨ª donde falta la mujer, se gime y se va a la ventura.
26 ¿Qui¨¦n confiar¨¢ en un ladr¨®n h¨¢bil que va de ciudad en ciudad?
27 Lo mismo ocurre con aquel que no tiene donde cobijarse y que se detiene donde lo sorprende la noche.