Castigo y maldici¨®n; el paso del Mar Rojo
1 A los imp¨ªos, empero, un furor inclemente los castig¨® hasta el fin, porque Dios sab¨ªa de antemano lo que har¨ªan:
2 despu¨¦s de haber autorizado a tu pueblo a que se fuera y de haberlo incluso empujado a ello, cambiaron de parecer y se pusieron a perseguirlo.
3 A¨²n no terminaban de llorar a sus muertos y de lamentarse en sus tumbas, cuando tomaron la decisi¨®n de perseguir como fugitivos a los que les hab¨ªan suplicado que se fueran.
4 Una justa fatalidad los impuls¨® a esta medida extrema y les hizo olvidar todo lo que hab¨ªa pasado: era necesario que nuevos tormentos colmaran la medida de su castigo.
5 Tu pueblo iba a vivir la experiencia de un viaje incre¨ªble, mientras ellos ten¨ªan que experimentar una muerte poco com¨²n.
6 A una orden tuya, toda la creaci¨®n, con sus propiedades naturales, se renov¨® desde arriba para proteger a tus hijos.
7 Se vio a una nube que cubr¨ªa el campamento con su sombra y que aparec¨ªa la tierra seca en medio del agua; se abri¨® en el Mar Rojo un paso seguro, una verde llanura reemplaz¨® a las olas impetuosas,
8 y todo el pueblo pas¨® por all¨ª. Protegido por tu mano, fueron testigos de esos prodigios asombrosos.
9 Saltaban como caballos en la pradera, o brincaban como corderos, alab¨¢ndote porque t¨², Señor, los hab¨ªas librado.
10 As¨ª podr¨ªan acordarse de lo que hab¨ªan visto en el pa¨ªs de su destierro, de c¨®mo el suelo estaba cubierto no por animales sino por mosquitos, y de c¨®mo el r¨ªo hab¨ªa botado no peces sino incontables ranas.
11 M¨¢s tarde, vieron adem¨¢s como nac¨ªan p¨¢jaros de una manera nueva, cuando el hambre los apretaba y ped¨ªan una comida m¨¢s sustancial;
12 salieron codornices del mar para satisfacer sus necesidades.
Egipto y Sodoma
13 Los otros, los pecadores, hab¨ªan sido advertidos por violentas tormentas, antes que cayeran sobre ellos los castigos. Fueron castigados con toda justicia por su propia maldad, porque hab¨ªan mostrado un odio terrible hacia los extranjeros.
14 Otros, en otro lugar, se hab¨ªan negado a acoger a unos desconocidos, pero ¨¦stos hab¨ªan reducido a la esclavitud a un pueblo bienhechor que se hab¨ªa instalado en medio de ellos.
15 Aquellos, que ha b¨ªan recibido con tanto odio a los extranjeros, ten¨ªan que ser castigados,
16 pero estos, que hab¨ªan acogido a nuestros padres con festejos, los hab¨ªan luego sometido a trabajos forzados despu¨¦s de haberlos tratado como iguales.
17 Por eso, fueron heridos de ceguera como les hab¨ªa ocurrido a los habitantes de Sodoma frente a la puerta de Lot, el justo: se encontraron en la oscuridad y cada uno tuvo que buscar, a tientas, su propia puerta.
Conclusi¨®n
18 Fue como si los diferentes elementos del mundo intercambiaran sus propiedades, igual como en la c¨ªtara la alternancia de los sonidos cambia el ritmo, conservando sin embargo cada nota su propia tonalidad. Y si se examinan los hechos, eso fue justamente lo que pas¨®.
19 Lo que vive en la tierra se adapt¨® al agua, lo que est¨¢ hecho para el agua se volvi¨® terrestre.
20 El fuego ard¨ªa m¨¢s fuerte al contacto con el agua, y ¨¦sta se olvid¨® de apagarlo.
21 Las llamas no quemaban a los fr¨¢giles insectos que las atravesaban; ni hac¨ªan que se derritiera el man¨¢, ese alimento divino que debi¨® licuarse como la escarcha en un instante.
22 ¡De cu¨¢ntas maneras, Señor, has exaltado y glorificado a tu pueblo! Nunca lo has olvidado, sino que lo has asistido siempre y en todas partes.
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Comentarios Sabidur¨ªa, cap¨ªtulo 19
19,22
El libro termina en forma abrupta, con esta esperanza: el pueblo de Dios nunca ser¨¢ abandonado.