1 Partiendo de falsos razonamientos sacan estas conclusiones: «Nuestra vida es corta y llena de decepciones, tendremos un fin y ser¨¢ sin remedio: nunca se ha visto que alguien haya subido del mundo de los muertos.
2 Nacimos por pura casualidad, y cuando lleguemos al final ser¨¢ como si no hubi¨¦semos existido. Nuestro soplo vital no es m¨¢s que el vapor de nuestro aliento; nuestro pensamiento salta como una chispa del latido de nuestro coraz¨®n.
3 Cuando llegue a extinguirse, el cuerpo regresar¨¢ al polvo, y el esp¨ªritu se dispersar¨¢ como una bocanada de aire.
4 Con el tiempo se olvidar¨¢n de nuestro nombre, nadie m¨¢s pensar¨¢ en lo que hicimos; nuestra vida pasa como la sombra de una nube, se desvanece como niebla a los rayos del sol.
5 Nuestra vida es s¨®lo el paso de una sombra, cuando llega el fin es sin vuelta: una vez sellado, nadie vuelve.
6 Vengan, pues, gocemos de los bienes presentes, aprovech¨¦monos de todo, ¡ea, vamos, es la juventud!,
7 ¡que haya vino y perfumes!
8 ¡No dejemos que se marchiten las rosas, pong¨¢moslas en nuestra corona!
9 ¡Que nadie de nosotros falte a nuestra comilonas; por todas partes dejaremos recuerdos de nuestras fiestas, pues ¨¦sa es nuestra herencia y nuestra suerte.
10 Seamos duros con esos pobres piadosos, y lo mismo con las viudas; ¡nada de respeto con los viejos de cabellos blancos!
11 ¡Nuestra fuerza sea la ley! ¡La debilidad es prueba de que uno no sirve para nada!
12 Hagamos la guerra al que nos reprende porque violamos la Ley; nos recuerda c¨®mo fuimos educados y nos echa en cara nuestra conducta.
13 Pretende conocer a Dios y se proclama hijo del Señor.
14 No hace m¨¢s que contradecir nuestras ideas, y su sola presencia nos cae pesada.
15 Lleva una vida distinta a la de todos y es rara su conducta.
16 Nos considera unos degenerados, creer¨ªa mancharse si actuara como nosotros. Habla de una felicidad para los justos al final y se vanaglor¨ªa de tener a Dios por padre.
17 Veamos, pues, si lo que dice es verdad y hagamos la prueba: ¿c¨®mo se librar¨¢?
18 Si el justo es hijo de Dios, Dios lo ayudar¨¢ y lo librar¨¢ de sus adversarios.
19 Somet¨¢moslo a humillaciones y a torturas, veamos c¨®mo las acepta, probemos su paciencia.
20 Luego, conden¨¦moslo a una muerte infame pues, seg¨²n ¨¦l, alguien intenvendr¨¢.»
21 As¨ª, es como razonan, pero est¨¢n equivocados. Su maldad los enceguece,
22 de tal manera que no conocen los secretos de Dios. No esperan la recompensa de una vida santa, ni creen que las almas puras tendr¨¢n su paga.
23 Pero Dios cre¨® al hombre a imagen de su propia naturaleza, y y para que fuera inmortal.
24 La envidia del diablo introdujo la muerte en el mundo, y la experimentan los que toman su partido.