El pez del Tigris
1 Entonces ella dej¨® de llorar.
Parti¨® el joven con el ¨¢ngel, y el perro los segu¨ªa.
2 El joven se fue con el ¨¢ngel y de- tr¨¢s lo segu¨ªa su perro. Caminaron juntos y al cabo del primer d¨ªa acamparon a orillas del Tigris.
3 El joven baj¨® al r¨ªo para lavarse los pies, pero un gran pez sali¨® del agua y casi le devora el pie. El joven se puso a gritar,
4 pero el ¨¢ngel le dijo: «¡P¨¦scalo, no lo dejes escapar!» El joven agarr¨® al pez y lo lanz¨® a la orilla.
5 El ¨¢ngel le dijo: «Abrelo, s¨¢cale la hiel, el coraz¨®n y el h¨ªgado y ponlos aparte antes de tirar las tripas. Pues, en realidad, son remedios muy ¨²tiles».
6 El joven abri¨® el pescado y le sac¨® la hiel, el coraz¨®n y el h¨ªgado. Coci¨® un trozo de pescado para com¨¦rselo y guard¨® el resto para salarlo. Luego continuaron juntos su camino hasta Media.
7 Entonces el joven pregunt¨® al ¨¢ngel: «Hermano Azar¨ªas, ¿para qu¨¦ sirven como remedio el coraz¨®n, la hiel y el h¨ªgado del pescado?»
8 Respondi¨®: «El coraz¨®n y el h¨ªgado del pescado se queman delante de un hombre o de una mujer atormentados por un demonio o un mal esp¨ªritu, y cualquier mal desaparece completamente sin dejar huella.
9 La hiel sirve para curar los ojos cuando hay manchas en ellos. Basta con soplarla sobre las manchas para que desaparezcan.
10 Ya hab¨ªan entrado a Media y se aproximaban a Ecbatana,
11 cuando Rafael dijo al joven: «¡Hermano Tob¨ªas!» Este respondi¨®: «¿Qu¨¦ quieres?» El ¨¢ngel le dijo: «Esta noche vamos a alojarnos en casa de tu pariente Rag¨¹el; es de tu familia y tiene una hija llamada Sara.
12 Fuera de Sara no tiene hijo ni hija, y t¨² eres su pariente m¨¢s cercano. Ella te corresponde a ti por derecho propio y t¨² adem¨¢s tienes derecho a la herencia de su padre. Es una buena hija, valiente, muy linda y su padre la quiere mucho».
13 El ¨¢ngel continu¨®: «T¨² tienes que casarte con ella. ¡Esc¨²chame, hermano! Esta noche hablar¨¦ de ella a su padre, para que sea inmediatamente tu novia, y cuan do volvamos de Ragu¨¦s, haremos el casamiento. Te aseguro que Rag¨¹el no tiene ning¨²n derecho a neg¨¢rtela o a d¨¢rsela a otro. Si as¨ª fuere, de acuerdo a la ley de Mois¨¦s, merecer¨ªa la muerte apenas supiera que t¨² tienes la prioridad sobre cualquiera en la familia para casarte con su hija. Haz, pues, hermano lo que te digo.
Un hijo obediente
14 Tob¨ªas respondi¨® a Rafael: «Hermano Azar¨ªas, me han dicho que ella se cas¨® siete veces y que sus maridos murieron uno tras otro la misna noche de bodas, cuando se acercaban a ella. Y o¨ª decir que era un demonio quien les daba muerte.
15 ¡Tengo miedo! A ella el demonio no le hace nada porque la quiere, pero al que intenta acercarse a ella le da muerte. Ahora bien, yo soy el hijo ¨²nico de mi padre, ¿quieres que muera y que mi padre y mi madre arrastren esa pena hasta su tumba? No tendr¨¢n otro hijo que los entierre».
16 El ¨¢ngel respondi¨®: «¿Te olvidas de las recomendaciones de tu padre? El te recomend¨® que te buscaras una esposa entre la familia de tu padre. Pues bien, esc¨²chame, hermano, no te preocupes por ese demonio, y c¨¢sate con ella; te prometo que esta misma noche ser¨¢ tu esposa.
17 Pero cuando entres en la pieza, toma el h¨ªgado y el coraz¨®n del pescado y ponlos en las brasas del pebetero. El olor se extender¨¢,
18 y apenas lo sienta el demonio, saldr¨¢ huyendo. No lo volver¨¢n a ver nunca m¨¢s cerca de la joven. Luego, cuando llegue el momento de consumir el matrimonio, p¨®nganse, primero, los dos a orar: p¨ªdanle al Señor del Cielo que les d¨¦ su gracia y su protecci¨®n. No temas, pues ha estado reservada para ti desde siempre y t¨² eres quien la va a salvar. Ella te seguir¨¢ y te dar¨¢ hijos que ser¨¢n como hermanos para ti.»
19 Al o¨ªr las palabras de Rafael, Tob¨ªas entendi¨® que Sara era su hermana, una pariente de la familia de su padre y se enamor¨® de tal manera de ella que no dejaba de pensar en ella.