Cantar de los Cantares Cap¨ªtulo 6
Coro:
1 ¿Ad¨®nde se fue tu amado,
1 oh la m¨¢s bella de las mujeres?
1 ¿Ad¨®nde se dirigi¨® tu amado,
1 para que lo busquemos contigo?
Ella:
2 Mi amado baj¨® a su huerto,
2 donde se cultivan flores olorosas,
2 pastorea su rebaño en los jardines
2 y va a recoger lirios.
3 Yo soy para mi amado y ¨¦l es para m¨ª:
3 ¨¦l pastorea entre los lirios.
El:
4 Eres hermosa, amada m¨ªa, como Tirs¨¢,
4 encantadora como Jerusal¨¦n,
4 imponente como tropas ordenadas.
5 Aparta de m¨ª tus ojos,
5 porque me cautivan.
5 Tus cabellos son como rebaño de cabras
5 que ondulan por las pendientes de Galaad.
6 Tus dientes son como rebaño de ovejas
6 que acaban de bañarse,
6 cada una tiene su melliza
6 y ninguna y ninguna la ha perdido.
7 Tus mejillas,
7 son las mitades de una granada
7 detr¨¢s de tu velo.
8 Las reinas son sesenta,
8 ochenta las concubinas,
8 y las j¨®venes son innumerables,
9 pero una sola es mi paloma,
9 mi toda perfecta.
9 Ella es la hija ¨²nica de su madre,
9 la preferida de la que la engendr¨®.
9 Las j¨®venes que la ven la felicitan,
9 reinas y concubinas la alaban.
Coro:
10 ¿Qui¨¦n es esta que surge
10 como la aurora,
10 bella como la luna, brillante como el sol,
10 temible como un ej¨¦rcito?
El:
11 Hab¨ªa bajado a los nogales
11 para ver las flores del valle,
11 por ver si la viña estaba brotando
11 y florec¨ªan los granados.
12 No s¨¦ c¨®mo,
12 de repente se me oocurri¨®:
12 encabec¨¦ los carros de guerra
12 de mi pueblo.

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Comentarios Cantar de los Cantares, cap¨ªtulo 6
6,3

Yo soy para mi amado y ¨¦l es para m¨ª. ¡Cu¨¢n lejos estamos de Mois¨¦s despu¨¦s de diez siglos de historia sagrada! (Pues el Deuteronomio, que tambi¨¦n habla de amor, atribuye a Mois¨¦s mucho m¨¢s de lo que hab¨ªa dicho). Pero es el mensaje de los grandes profetas. Recordemos, sin embargo, que para ellos la prometida, la esposa, es siempre la colectividad de Israel como un todo. Única-mente en la comunidad cristiana (y desde luego en algunos salmos) se leer¨¢ la Biblia como la historia del amor de Dios con personas a las que conoci¨® y santific¨® de antemano. No se debe, sin embargo, separar la b¨²squeda personal de Dios de la vida de la Iglesia. El autor del Cantar ha sabido expresar tanto su deseo profundo como la espera de Israel: en ¨¦l vemos, varios siglos antes de Pablo (Col 1,24), uno de los rasgos distintivos de cualquier m¨ªstica cristiana: el que ama se siente solidario con la Iglesia y asume incluso sus infidelidades.

Si Dios se revela como Amor y Amante, no es tan s¨®lo una manera de hablar, pues con ello nos revela su misma naturaleza. La eternidad de Dios es una fiesta del Amor, con su creatividad de donde proceden las Personas del Hijo y del Esp¨ªritu, constantemente reabsorbidos en la alegr¨ªa de esa uni¨®n. Pero, con frecuencia, vacilamos en pensar y en decir eso, pues estamos demasiado cegados por la idea de que si Dios es infinitamente grande, debe serlo seg¨²n nuestros conceptos de inmensidad y de sabidur¨ªa.
6,8

Comp¨¢rese con el salmo 45. Este salmo escrito tal vez con ocasi¨®n del matrimonio de un rey, fue revisado y ahora, bajo las im¨¢genes de la boda real, habla de la inauguraci¨®n del reino del Mes¨ªas. Las reinas y las favoritas son las naciones paganas que vienen para someterse al rey Mes¨ªas; pero no impedir¨¢n que Israel siga siendo la ¨²nica.

Una sola es mi toda perfecta (9). Esto que vale para Israel, vale tambi¨¦n para quien ha recibido las señales del amor de Dios. Todos son amados «en Cristo» y algunos infinitamente m¨¢s que otros que no han recibido m¨¢s que un talento, pero cada uno es amado con un amor ¨²nico y que lo hace sentirse ¨²nico, como si ignorara lo que otros pudieron haber recibido, ya sean los mismos ap¨®stoles o la sant¨ªsima Virgen. Pues el amor s¨®lo puede ser celoso, aunque los celos no tengan lugar en el Reino de Dios.

v. 12 Aqu¨ª, con mucha probabilidad, tenemos una de las claves del poema. Una traducci¨®n precisa ser¨ªa: ¡°me vi parado sobre los carros de Mi-pueblo-es-pr¨ªncipe¡±. Este nombre forma pareja con el que se lee despu¨¦s en 7,2: Hija-de-pr¨ªncipes, qu¨¦ graciosos son tus pasos. He aqu¨ª el recuerdo de Oseas 1 y 2: Israel es a la vez el pueblo y la hija que Yav¨¦ ha redimido y que lleva a la gloria.