1 Y Job respondi¨® a Yav¨¦:
2 «Reconozco que lo puedes todo,
2 y que eres capaz de realizar todos tus proyectos.
3 Habl¨¦ sin inteligencia de cosas que no conoc¨ªa,
3 de cosas extraordinarias, superiores a m¨ª.
(4)
5 Yo te conoc¨ªa s¨®lo de o¨ªdas;
5 pero ahora te han visto mis ojos.
6 Por esto, retiro mis palabras
6 y hago penitencia sobre el polvo y la ceniza.»
Conclusi¨®n del poema de Job
7 Yav¨¦, despu¨¦s de hablarle as¨ª a Job, se dirigi¨® a Elifaz de Tem¨¢n:
7 «Me siento muy enojado contra ti y contra tus dos amigos, porque no hablaron bien de m¨ª, como lo hizo mi servidor Job.
8 Por lo tanto, cons¨ªganse siete becerros y siete carneros y vayan a ver a mi servidor Job. Ofrecer¨¢n un sacrificio de holocaustos, mientras que mi servidor Job rogar¨¢ por ustedes. Ustedes no han hablado bien de m¨ª, como hizo mi servidor Job, pero los perdonar¨¦ en consideraci¨®n a ¨¦l.»
9 Elifaz de Tem¨¢n, Bildad de Suaj y Sofar de Naamat fueron a ejecutar la orden de Yav¨¦. Y Yav¨¦ los perdon¨® por consideraci¨®n a Job.
Aqu¨ª termina la historia del santo Job
10 Yav¨¦ hizo que la nueva situaci¨®n de Job superara la anterior, porque hab¨ªa intercedido por sus amigos y aun Yav¨¦ aument¨® al doble todos los bienes de Job.
11 Este vio volver a ¨¦l a todos sus hermanos y hermanas, lo mismo que a los conocidos de antes. Com¨ªan con ¨¦l en su casa lo compadec¨ªan y consolaban por todos los males que Yav¨¦ le hab¨ªa mandado. Cada uno de ellos le regal¨® una moneda de plata y un anillo de oro.
12 Yav¨¦ hizo a Job m¨¢s rico que antes. Tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras.
13 Tuvo siete hijos y tres hijas. A la primera la llam¨® «T¨®rtola»,
14 a la segunda, «Canela» y a la tercera, «Frasco de Perfumes».
15 No se hallaban en el pa¨ªs mujeres tan bellas como las hijas de Job. Y su padre les dio parte de la herencia junto con sus hermanos.
16 Job vivi¨® todav¨ªa ciento cuarenta años despu¨¦s de sus pruebas,
17 y vio a sus hijos y a sus nietos hasta la cuarta generaci¨®n.
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Comentarios Job, cap¨ªtulo 42
42,1
Esta es la conclusi¨®n de los largos di¨¢logos del presente libro.
Ahora te han visto mis ojos (5). Las preguntas de Job sobre el sufrimiento y la muerte no han sido contestadas, pero ahora nos damos cuenta que ah¨ª no estaba lo esencial. Dios ha respondido, Dios se ha manifestado, y Job ha empezado a vivir como quien ha sido liberado milagrosamente de su soledad. Las palabras que le fueron dirigidas por Dios parec¨ªan reproches, pero el solo hecho de hablarle manifestaba el amor de Dios, lo mismo que las protestas de Job disimulaban su b¨²squeda del Dios vivo.
Lo que Job necesitaba no era una revelaci¨®n, pues Dios le dio la inteligencia para indagar los interrogantes de la vida; m¨¢s bien le faltaba ver a Dios, y ¨¦sa es la gran aspiraci¨®n de toda la Biblia: «Mu¨¦stranos tu rostro, y seremos salvos» (Sal 80,8).
42,7
En el ¨²ltimo p¨¢rrafo (42,10-17) se concluye el cuento popular del santo hombre Job, empezado en 1,1-2,13 (ver Introducci¨®n); por haber mantenido su confianza, ¨¦ste era premiado al final por el Dios justo.
En cambio, en el p¨¢rrafo 7-9 se hace una soldadura dif¨ªcil entre este personaje muy sumiso y el otro Job que ocup¨® la parte principal del libro, es decir Job que discute contra Dios. Aqu¨ª Dios da la preferencia a Job que hace resaltar las contradicciones de nuestra existencia y las oscuridades de la fe, sobre sus amigos que piensan ser m¨¢s religiosos al disimularlas: mi siervo Job habl¨® con verdad de m¨ª.