SEGUNDA PARTE: INTERVIENE ELIHÚ
1 Y aquellos tres hombres dejaron de replicar a Job porque lo cre¨ªan justo.
2 Entonces Elih¨², hijo de Barakel, busita de la familia de Ram, se enoj¨® contra Job, porque cre¨ªa tener raz¨®n frente a Dios;
3 y tambi¨¦n contra sus tres amigos, porque no hab¨ªan encontrado qu¨¦ responder y as¨ª hab¨ªan dejado mal a Dios.
4 Elih¨² hab¨ªa esperado mientras hablaban con Job, porque ellos eran mayores que ¨¦l.
5 Pero cuando vio que los tres hombres ya no respond¨ªan, se enoj¨®.
6 Elih¨² tom¨® la palabra y dijo:
6 «Yo soy joven y ustedes ancianos,
6 y por eso tem¨ªa
6 y sent¨ªa miedo de manifestarles mi saber.
7 Yo me dec¨ªa: hablar¨¢ la edad
7 y de los muchos años brotar¨¢ la sabidur¨ªa.
8 Pero no; ella es en el mortal fruto de una inspiraci¨®n,
8 un esp¨ªritu salido del Omnipotente da la inteligencia.
9 Los sabios no son los ancianos,
9 ni por ser viejos comprenden lo que es justo.
10 Por eso, ahora les digo: ¡°Esc¨²chenme
10 y yo tambi¨¦n demostrar¨¦ mi saber.¡±
11 Yo puse atenci¨®n a sus discursos
11 y me fij¨¦ en sus razones
11 mientras ustedes buscaban palabras.
12 Los escuch¨¦ a ustedes atentamente,
12 pero veo que nadie critica a Job,
12 ninguno responde a sus razones.
13 No digan, pues: ¡°Hemos alcanzado la sabidur¨ªa;
13 es Dios quien nos enseña, no un hombre.¡±
14 No ordenar¨¦ palabras como ¨¦sas,
14 ni les replicar¨¦ en los t¨¦rminos que usaron ustedes.
15 Est¨¢n vencidos, ya no saben qu¨¦ responder
15 y les faltan las palabras.
16 Yo esper¨¦, pero ya no hablan,
16 se callan a la vez sin haberlo rebatido.
17 Por eso, responder¨¦ yo
17 y manifestar¨¦ tambi¨¦n mi parecer.
18 Porque me siento lleno de palabras
18 y me empuja un fuego interior.
19 Dentro de m¨ª hay como un vino que fermenta,
19 y que revienta los odres nuevos.
20 Hablar¨¦ para desahogarme,
20 abrir¨¦ mis labios y responder¨¦.
21 No tomar¨¦ partido por nadie,
21 a nadie adular¨¦,
22 porque no s¨¦ adular, y si lo hiciera,
22 mi Creador me echar¨ªa al viento.
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Comentarios Job, cap¨ªtulo 32
32,1
Con la intervenci¨®n de Elih¨² empieza la segunda parte del libro, muy posiblemente insertada posteriormente (ver 31.37). Todo ha sido dicho y los discursos de Elih¨² no cambiar¨¢n la conclusi¨®n.
El, sin embargo, tiene su propio punto de vista. Pareciera que considera la discusi¨®n anterior como demasiado te¨®rica, y prefiere destacar el aspecto pedag¨®gico del obrar divino: muchas situaciones que nos parecen injustas, dejan se serlo si superamos nuestras primeras impresiones. Recuerda tambi¨¦n que Dios, si bien no se manifiesta, sabe sin embargo darnos advertencias.
¡ª T¨² preguntas d¨®nde estaban tus fallas, pero, a lo mejor, Dios te hab¨ªa avisado de mil maneras y no lo hab¨ªas tomado en cuenta: 33,13-18.
¡ª T¨² te desesperas en tu enfermedad, pero a lo mejor con ella Dios te quiere instruir: 33,19-25 y 34,31-33. Te quejas de Dios en la aflicci¨®n, pero a lo mejor no lo invocabas cuando te iba bien: 35,8-13.
Elih¨² siente que hay algo falso en la justicia de Job, pero no sabe decir qu¨¦, y, como hicieron los amigos de Job, busca pecados secretos que ¨¦ste habr¨ªa cometido. La realidad es que a Job le falta tener la justicia evang¨¦lica, que es el amor humilde a Dios.