Pueblo m¨ªo, ¿qu¨¦ te he hecho?
1 Escuchen ahora lo que me dice Yav¨¦: «Presenta tu querella delante de las montañas y que oigan tu acusaci¨®n las colinas.»
2 Escuchen, pues, montañas, la demanda de Yav¨¦ y sirvan de testigos los inconmovibles fundamentos de la tierra, pues Yav¨¦ tiene un pleito con su pueblo, se ha querellado con Israel:
3 «Pueblo m¨ªo, ¿qu¨¦ te he hecho yo y en qu¨¦ te he molestado? Resp¨®ndeme.
4 Yo te saqu¨¦ de Egipto y te rescat¨¦ de la casa de los esclavos; yo puse para que te guiaran a Mois¨¦s, Aar¨®n y Miriam.
5 Acu¨¦rdate, pueblo m¨ªo, de lo que pensaba hacer contigo Balac, rey de Moab, y de lo que le respondi¨® Balaam, hijo de Beor. Te hizo pasar desde Sitim hasta Guilgal, para que as¨ª conozcas a Yav¨¦.»
6 «¿Con qu¨¦ me presentar¨¦ delante de Yav¨¦? ¿C¨®mo ir¨¦ a arrodillarme delante del Dios Alt¨ªsimo? ¿Acaso le traer¨¦ holocaustos o terneros de un año?
7 ¿O le gustar¨¢n miles de carneros y torrentes de aceite? ¿O ser¨¢ necesario que sacrifique a mi hijo mayor para pagar mi culpa, al fruto de mis entrañas por mi pecado?»
8 Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan s¨®lo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad y te portes humildemente con tu Dios.
9 Resuena la voz de Yav¨¦ en la ciudad: Escuchen, tribus, ¨®yeme asamblea de la ciudad.
10 ¿Voy a soportar una medida falsa, un gal¨®n disminuido?
11 ¿Voy a aceptar que usen balanzas inexactas con pesas falsificadas?
12 En esta ciudad los ricos se enriquecen en base a cr¨ªmenes, y los habitantes se han acostumbrado a mentir.
13 Por eso, yo mismo he empezado a maltratarte, a arruinarte debido a tus pecados.
14 Comer¨¢s, pero quedar¨¢s con hambre; reservar¨¢s cosas, pero no podr¨¢s guardar nada; y si logras salvar algo, yo lo entregar¨¦ a la espada.
15 Sembrar¨¢s, pero no podr¨¢s cosechar; moler¨¢s las aceitunas pero no aprovechar¨¢s el aceite; exprimir¨¢s la uva, pero no beber¨¢s el vino.
16 T¨² observas los decretos de Omri y todas las normas de la familia de Ajab, pero si t¨² sigues sus ejemplos, yo te pondr¨¦ de ejemplo terrible, para que se burlen de tus habitantes y para que seas despreciada por todo el mundo.
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Comentarios Miqueas, cap¨ªtulo 6
6,3
. Pueblo m¨ªo, ¿qu¨¦ te he hecho yo y en qu¨¦ te he molestado? Yav¨¦ discute con su pueblo. Es el amor de Dios frente a la indiferencia de los suyos.
La seducci¨®n de los cultos cananeos era muy fuerte, y muchos israelitas ca¨ªan en ella (1 Re 16,3; 2 Re 17,31). Al denunciar, con todos los profetas (Jer 19,5; 32,35), los sacrificios de niños, tan frecuentes en esos cultos, Miqueas denuncia otro error: cuando se pretende obtener favores de Dios, casi siempre se piensa en sacrificios costosos, mientras que Dios espera otra cosa de nosotros.
Practicar la justicia, amar y portarte humildemente con tu Dios (8). La respuesta de Dios es corta y clara:
Practicar la justicia es lo que dec¨ªa Am¨®s.
Amar con ternura es el mensaje de Oseas (2,21).
Portarte humildemente con tu Dios; eso resume Isa¨ªas.
No se detalla un programa de vida ni se indican obligaciones de justicia o de piedad; todo esto podr¨ªa quedar como simple cambio exterior. Las tres palabras dan a entender mejor que Dios pide un cambio interior y profundo, frente a ¨¦l y frente al pr¨®jimo.
6,9
A continuaci¨®n, aparecen discursos contra la injusticia, con la amenaza de la invasi¨®n del norte (7,4). La conclusi¨®n (7,7) se parece a la actitud de fe de Habacuq, 3,16: el justo sabe que la maldad universal trae desgracias; por eso, se mantiene firme y confiado en Dios.