En su angustia me buscar¨¢n
1 «Vengan, volvamos a Yav¨¦; pues si ¨¦l nos lesion¨®, ¨¦l nos sanar¨¢; si ¨¦l nos hiri¨®, ¨¦l vendar¨¢ nuestras heridas.
2 Dentro de poco nos dar¨¢ la vida, al tercer d¨ªa nos levantar¨¢ y viviremos en su presencia.
3 Empeñ¨¦monos en conocer a Yav¨¦. Su venida es tan cierta como la de la aurora, y su intervenci¨®n, tan repentina como la llegada del d¨ªa. Llegar¨¢ como la lluvia, como el aguacero que riega la tierra.
4 «¿Qu¨¦ he de hacer contigo, Efra¨ªm? ¿C¨®mo he de tratarte, Jud¨¢? El cariño que me tienen es como una nube matinal, como el roc¨ªo que s¨®lo dura algunas horas.
5 Por eso, les envi¨¦ profetas para desarraigarlos, y de mi propia boca sali¨® su sentencia de muerte.
6 Porque me gusta m¨¢s el amor que los sacrificios, y el conocimiento de Dios, m¨¢s que v¨ªctimas consumidas por el fuego.»
7 Pero ellos no cumplieron mi alianza en Adam, pues all¨ª me traicionaron.
8 Galaad, ciudad de malhechores, est¨¢ llena de huellas de sangre.
9 Como una banda de salteadores, los sacerdotes se juntan para asaltar a los que pasan por el camino de Siquem: lo que hacen es una verg¨¹enza.
10 He visto una cosa horrible en Betel; pues all¨¢ Efra¨ªm se prostituye, Is rael se deshonra.
11 (A ti, Jud¨¢, te espera una buena cosecha cuando traiga de vuelta a los desterrados de mi pueblo y sane a Israel).
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Comentarios Oseas, cap¨ªtulo 6
6,1
El hombre lamenta sus errores, pero su sinceridad no es tal que se aleje de sus pecados. Piensa contentar a Dios con ofrecerle algunos sacrificios, pero est¨¢ lejos del amor verdadero que se prueba con la obediencia; prefiere ofrecer sacrificios costosos que ¨¦l mismo decide, en vez de obedecer lo que Dios le ped¨ªa.
Quiero amor, no sacrificios. En una oportunidad Cristo rebati¨® a los fariseos con esa frase (ver Mt 9,13).
6,7
Adam, Galaad, Betel, lugares donde se celebra el culto a Yav¨¦ mezclado con pr¨¢cticas paganas.