Primero, la justicia
1 Yav¨¦ me dijo: «Baja al palacio del rey de Jud¨¢, y all¨ª entregar¨¢s esta palabra:
2 Escucha la palabra de Yav¨¦, rey de Jud¨¢ que reinas sentado en el trono de David. As¨ª te dice Yav¨¦ a ti y a tus servidores y a todo tu pueblo que entra por estas puertas:
3 Practiquen la justicia y hagan el bien, libren de la mano del opresor al que fue despojado; no maltraten al forastero ni al hu¨¦rfano ni a la viuda; no les hagan violencia, ni derramen sangre inocente en este lugar.
4 Si cumplen esto, entonces los reyes sucesores de David seguir¨¢n entrando por estas puertas, pasar¨¢n con sus carros y sus caballos, con su gente y con su pueblo.
5 Pero si no escuchan estas palabras, les juro por m¨ª mismo, Yav¨¦ es quien habla, este palacio ser¨¢ destruido.»
6 Pues as¨ª se expresa Yav¨¦ respecto a este palacio de Jud¨¢:
6 Me gustar¨ªa verte ensalzado como el pa¨ªs de Galaad, como una cumbre del L¨ªbano, mas te voy a dejar hecho un desierto o una ciudad sin habitantes.
7 Estoy preparando a los que te van a asaltar con hacha en mano, echar¨¢n abajo tus cedros m¨¢s hermosos para tirarlos al fuego.
8 Y cuando la gente de cualquiera naci¨®n pase frente a esta ciudad se preguntar¨¢n unos a otros: «¿Por qu¨¦ Yav¨¦ habr¨¢ tratado as¨ª a esta gran ciudad?»,
9 les contestar¨¢n: «Es porque faltaron a su palabra con Yav¨¦, su Dios, y se arrodillaron delante de otros dioses para servirlos.»
Contra Yoacaz
10 No lloren al que muri¨® ni est¨¦n apenados por ¨¦l. Lloren, m¨¢s bien, por el que se va, pues no volver¨¢ m¨¢s ni jam¨¢s ver¨¢ su pa¨ªs natal.
11 Esto es lo que ha decidido Yav¨¦ sobre Salum, hijo de Jos¨ªas, rey de Jud¨¢, que sucedi¨® en el trono a su padre, y que ha salido de aqu¨ª:
12 Nunca m¨¢s volver¨¢, sino que morir¨¢ en el lugar adonde lo llevaron prisionero, y jam¨¢s ver¨¢ este pa¨ªs.
Contra Joaquim
13 ¡Pobre de aquel que edifica su casa con abusos, y levanta sus pisos sobre la injusticia! ¡Pobre de aquel que se aprovecha de su pr¨®jimo y lo hace trabajar sin pagarle su salario!
14 T¨² piensas: «Me voy a construir un palacio suntuoso, con pisos espaciosos; luego abrir¨¦ ventanas y las cubrir¨¦ con madera de cedro, toda pintada de rojo.»
15 ¿Acaso hace falta el cedro para que seas rey? ¿Le falt¨® acaso a tu padre comida o bebida? Sin embargo, se preocupaba de la justicia y todo le sal¨ªa bien.
16 Juzgaba la causa del desamparado y del pobre.
16 Yav¨¦ te pregunta: «¿Conocerme no es actuar en esa forma?»
17 Pero nada ves o conoces sino tu propio inter¨¦s; y esto, derramando sangre, y manteniendo la opresi¨®n y la violencia.
18 Esta es la suerte que, por orden de Yav¨¦, correr¨¢ Joaquim, hijo de Jos¨ªas, rey de Jud¨¢. Nadie dir¨¢ sollozando por ¨¦l: «¡Ay de mi hermano, ay de mi hermana!» Nadie dir¨¢ sollozando por ¨¦l: «¡Ay, Señor! ¡Ay, su Majestad!»
19 Ser¨¢ enterrado como un burro, lo arrastrar¨¢n y lo tirar¨¢n fuera de las puertas de Jerusal¨¦n.
20 Sube a los cerros del L¨ªbano y grita; levanta tu voz desde los cerros de Bas¨¢n y de lo alto del Abarim, porque todos tus amantes han sido aplastados.
21 Te habl¨¦ cuando te sonre¨ªa la fortuna y dijiste: «No tengo ganas de o¨ªr.» Te has acostumbrado desde tu juventud a no escuchar mi voz.
22 El viento dispersar¨¢ a todos tus pastores, y tus amantes partir¨¢n al destierro. Entonces quedar¨¢s avergonzada y decepcionada de todos esos amantes.
23 T¨², que hiciste tu casa en el L¨ªbano, que anidabas entre los cedros, ¡c¨®mo te ir¨¢s a quejar cuando sientas dolores y angustias como de una mujer que da a luz!
Contra Jecon¨ªas
24 ¡Por mi vida, dice Yav¨¦, aunque Jecon¨ªas, hijo de Joaquim, rey de Jud¨¢, fuese un anillo en mi mano derecha, lo arrancar¨ªa de all¨ª!
25 Te entregar¨¦ a los caldeos, que te buscan y que te atemorizan ,
26 y te echar¨¦ a ti y a tu madre, que te engendr¨®, a otro pa¨ªs donde ustedes no nacieron, pero donde van a morir.
27 Y a esta tierra, a la que tanto desean volver, no volver¨¢n jam¨¢s.
28 Este tal Jecon¨ªas, ¿es, acaso, un trasto viejo e inservible que ya nadie quiere? ¿Por qu¨¦ han sido expulsados ¨¦l y su familia y echados a un pa¨ªs que no conoc¨ªan?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!, escucha esta palabra de Yav¨¦:
30 Inscriban en el registro a este hombre as¨ª: «Sin hijos, un fracasado en su vida.» Pues nadie de su sangre lograr¨¢ restablecerse sobre el trono de David para reinar en Jud¨¢.
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Comentarios Jerem¨ªas, cap¨ªtulo 22
22,1
El poema 21,1-10 se refiere al segundo bloqueo de Jerusal¨¦n en el año 588. En cambio, en 21,11-22,30 se re¨²nen or¨¢culos en contra de la familia real, antes del primer sitio, en los años 605-598. Sobre esos reyes, ver 2 Reyes 22,38-47.
En esos años, nobles y funcionarios de Jerusal¨¦n viven como lo han hecho siempre, sin preocuparse ya por las continuas crisis del reino. Antes de mucho, sin embargo, todos ser¨¢n muertos o desterrados.