1 Por ese entonces se ley¨® el libro de Mois¨¦s ante el pueblo, pues all¨ª estaba escrito: «El amonita y el moabita quedar¨¢n para siempre excluidos de la asamblea de Dios,
2 porque no recibieron con pan y agua a los israelitas, sino que pagaron a Balaam para que los maldijera, pero nuestro Dios cambi¨® la maldici¨®n en bendici¨®n».
3 Despu¨¦s de haber escuchado la Ley, echaron de Israel a todos los extranjeros.
Segunda misi¨®n de Nehem¨ªas
4 Pero antes de eso, estaba encargado de las bodegas de la Casa de nuestro Dios el sacerdote Eliyasib. Como era de la familia de Tob¨ªas,
5 le hab¨ªa pasado a ¨¦ste una gran bodega donde antes se guardaban las ofrendas, el incienso, los objetos sagrados, el diezmo del trigo, del vino y del aceite, en una palabra, la parte de los levitas, de los cantores y de los porteros y lo que correspond¨ªa a los sacerdotes.
6 Por ese entonces estaba yo ausente de Jerusal¨¦n, pues el año treinta y dos del reinado de Artajerjes, rey de Babilonia, yo hab¨ªa vuelto donde el rey.
7 Pero al cabo de un tiempo ped¨ª permiso al rey para regresar a Jerusal¨¦n; fue entonces cuando me inform¨¦ de la mala acci¨®n que hab¨ªa hecho Elyasib para complacer a Tob¨ªas; le hab¨ªa arreglado una bodega en el patio de la Casa de Dios.
8 Eso me molest¨® mucho; tir¨¦ al patio, fuera de la bodega, todos los muebles de Tob¨ªas,
9 y orden¨¦ que se purificaran las bodegas. Luego deposit¨¦ all¨ª los objetos de la Casa de Dios, las ofrendas y el incienso.
Nehem¨ªas se opone a diversos abusos
10 Supe tambi¨¦n que ya no se recaudaban las partes de los levitas y que ¨¦stos y los cantores encargados del servicio se hab¨ªan vuelto cada cual a su campo.
11 Por eso ret¨¦ severamente a los funcionarios, dici¨¦ndoles: «¿Por qu¨¦ est¨¢ en el abandono la Casa de Dios?» Reun¨ª de nuevo a los levitas y los repuse en sus funciones.
12 Entonces todo el pueblo de Jud¨¢ entreg¨® de nuevo en los almacenes el diezmo del trigo, del vino y del aceite.
13 Encargu¨¦ los almacenes al sacerdote Selem¨ªas, al escriba Sadoc, y al levita Peda¨ªas y les di como ayudante a Jan¨¢n hijo de Zacur, hijo de Matan¨ªas, porque ten¨ªan fama de ser honrados. Les encargu¨¦ la repartici¨®n a sus hermanos.
14 Acu¨¦rdate, Dios m¨ªo, de lo que hice entonces, no te olvides de las buenas obras que rea li c¨¦ por la casa de mi Dios y para mantener sus ritos.
15 Tambi¨¦n por ese entonces vi, un d¨ªa s¨¢bado, a unos hombres que pisaban la uva en el lagar, y a otros que llevaban gavillas de trigo y las cargaban en sus burros junto con vino, uva, higos y toda clase de carga, y los llevaban a Jerusal¨¦n el d¨ªa s¨¢bado. Les advert¨ª que no vendieran sus productos.
16 E incluso en Jerusal¨¦n hab¨ªa gente de Tiro que tra¨ªa pescado y productos de todo tipo para vend¨¦rselos a los jud¨ªos el d¨ªa s¨¢bado.
17 Ret¨¦ ¨¢speramente a los nobles de Jud¨¢, dici¨¦ndoles: «¡Lo que ustedes hacen es vergonzoso!
18 Los padres de ustedes hicieron lo mismo y Dios nos mand¨® todas esas desgracias a nosotros y a esta ciudad. ¡Y ustedes siguen aumentando la c¨®lera de Dios contra Israel al profanar el s¨¢bado!»
19 Por eso orden¨¦ que se cerraran las puertas de Jerusal¨¦n en cuanto comenzara a caer la tarde en el comienzo del s¨¢bado, y que se esperara hasta el t¨¦rmino del s¨¢bado para abrirlas de nuevo. Puse en las puertas a algunos de mis hombres para vigilar que ninguna carga entrara en la ciudad el d¨ªa s¨¢bado.
20 Una o dos veces, mercaderes y comerciantes de todo tipo se quedaron de noche fuera de Jerusal¨¦n,
21 pero yo les advert¨ª: «¿Por qu¨¦ se quedan de noche cerca de la muralla? ¡Si vuelven a hacerlo, los arrestar¨¦!» Con eso no volvieron m¨¢s en d¨ªa s¨¢bado.
22 Tambi¨¦n orden¨¦ a los levitas que se purificaran y que custodiaran las puertas para que se respetara el d¨ªa s¨¢bado. ¡Por todo eso acu¨¦rdate tambi¨¦m de m¨ª, Dios m¨ªo. Ten piedad de m¨ª seg¨²n tu gran misericordia!
23 Por esos mismos d¨ªas tambi¨¦n vi a unos jud¨ªos que se hab¨ªan casado con mujeres de Asdod, amonitas y moabitas.
24 La mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod o de tal o cual pueblo y no sab¨ªan el jud¨ªo.
25 Los reprend¨ª y los maldije; incluso les pegu¨¦ a algunos, les tir¨¦ el pelo y en nombre de Dios les dije severamente: «No den m¨¢s sus hijas a los hijos de ellos ni tomen m¨¢s las hijas de ellos para sus hijos o para ustedes.
26 As¨ª fue como pec¨® Salom¨®n, rey de Israel. No hab¨ªa otro rey como ¨¦l en ninguna parte, era amado de su Dios que lo hab¨ªa puesto como rey de todo Israel, y sin embargo las mujeres extranjeras lo hicieron pecar.
27 ¿Quieren que se diga de ustedes que cometieron el mismo pecado y que fueron infieles a nuestro Dios, cas¨¢ndose con mujeres extranjeras?»
28 Uno de los hijos de Yoyada, hijo del sumo sacerdote Elyasib, era yerno de Sambalat, el horonita; lo ech¨¦ lejos de m¨ª.
29 No te olvides, Dios m¨ªo, hasta qu¨¦ punto hab¨ªan desacreditado el sacerdocio y tu alianza con los sacerdotes y los levitas.
30 Los he purificado de cualquier extranjero; he establecido reglas para los sacerdotes y los levitas, para cada uno en su respectivo trabajo,
31 como asimismo reglas para la ofrenda de la leña a su debido tiempo y para los primeros frutos.
31 ¡Acu¨¦rdate de m¨ª, Dios m¨ªo, y bend¨ªceme!
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Comentarios Nehem¨ªas, cap¨ªtulo 13
13,10
En este ¨²ltimo cap¨ªtulo, Nehem¨ªas interviene para que se respete la Ley que Esdras hab¨ªa hecho adoptar y por eso toma nuevas medidas m¨¢s dr¨¢sticas (respeto del s¨¢bado, depuraci¨®n racial y religiosa, etc¨¦tera). Esta actitud tuvo ventajas apreciables: gracias a su organizaci¨®n y la solidaridad entre hermanos ju d¨ªos, el pueblo de Dios pudo sobrevivir y no desviarse de su fe.
Pero tambi¨¦n se vislumbran las desviaciones con que tropezar¨¢ el Evangelio: apego al pasado, fanatismo por los lugares santos, agresividad con los no conformistas. Es un hecho que, en los siglos que siguieron, la conciencia religiosa de los jud¨ªos progres¨® m¨¢s bien por sus contactos con la cultura griega que por sus esfuerzos de organizaci¨®n interna.
Las comunidades cristianas, as¨ª como la Iglesia en su totalidad, si quieren ser fieles al mensaje de la Biblia, tendr¨¢n que buscar su crecimiento en un abrirse y enfrentarse con el mundo.