REPARTICIÓN DE LA TIERRA ENTRE LAS DOCE TRIBUS
Josu¨¦ reparte el territorio de Cana¨¢n
1 Josu¨¦ hab¨ªa vivido ya muchos d¨ªas y ten¨ªa mucha edad cuando Yav¨¦ le dijo: «Te has vuelto viejo, tienes ya mucha edad y todav¨ªa queda un vasto territorio por conquistar.
2 Esto es lo que falta: todos los territorios de los filisteos, todo el territorio de los guesuritas,
3 desde el Sijor frente a Egipto hasta la frontera de Ecr¨®n al norte, al que se lo considera como el territorio de los cananeos. (Los cinco pequeños reinos filisteos son: Gaza, Asdod, Asquel¨®n, Gat y Ecr¨®n y los avitas est¨¢n
4 al sur). Luego todo el pa¨ªs de los cananeos, desde Mear¨¢, que pertenece a Sid¨®n, hasta Afeca y hasta el territorio de los amoreos;
5 el territorio de los guiblitas con todo el L¨ªbano al este, desde Baal-Gad al pie del monte Herm¨®n, hasta la entrada a Jarmut.
6 A todos los habitantes de la montaña, desde el L¨ªbano hasta las aguas de Misrefot y a todos los sidonios, los expulsar¨¦ ante los israelitas y t¨² no tendr¨¢s m¨¢s que repartir el pa¨ªs como herencia entre los israelitas, tal como te lo orden¨¦.
7 Ahora pues reparte este pa¨ªs para que sea la herencia de las nueve tribus y de la media tribu de Manas¨¦s. T¨² se lo dar¨¢s desde el Jord¨¢n hasta el Gran Mar al oeste: el Gran Mar ser¨¢ su frontera».
8 Mois¨¦s hab¨ªa dado ya su herencia al otro lado del Jord¨¢n, al este, a la otra media tribu de Manas¨¦s, a la tribu de Rub¨¦n y a la de Gad. Esto fue lo que Mois¨¦s servidor de Yav¨¦ les hab¨ªa dado entonces como territorio:
9 desde Aroer, en el curso del Arn¨®n, la ciudad que est¨¢ en el fondo del valle, toda la meseta desde Medba hasta Dib¨®n;
10 todas las ciudades de Sij¨®n hasta la frontera con los amoreos;
11 Galaad y el territorio de los Guesuritas y de los Maacatitas, toda la cadena montañosa del Herm¨®n, todo el Bas¨¢n hasta Salca;
12 y en el Bas¨¢n, todo el territorio de Og, que reinaba en Astarot y en Edrei y que fue el ¨²ltimo sobreviviente de los refaim. Mois¨¦s hab¨ªa vencido y aniquilado a estos reyes.
13 Sin embargo, los israelitas no arrasaron ni a los guesuritas ni a los maacatitas, por eso Guesu y Maaca existen hasta el d¨ªa de hoy en medio de Israel.
14 A la ¨²nica tribu a la que no se le dio su parte de herencia fue la tribu de Lev¨ª, porque Yav¨¦, Dios de Israel, es su herencia como ¨¦l se lo dijo.
El territorio atribuido a Rub¨¦n, Gad y a la media tribu de Manas¨¦s
15 Mois¨¦s hab¨ªa hecho el reparto entre los clanes de la tribu de Rub¨¦n.
16 Este es el territorio que recibieron: desde Aroer, en el curso del Arn¨®n, la ciudad que est¨¢ en el fondo del valle, toda la meseta hasta Medba;
17 Hesb¨®n con todas las ciudades que est¨¢n en la meseta: Dib¨®n, Bamot-Baal, Bet-Baal-Me¨®n,
18 Yahas, Cedemot, Mefaat,
19 Quiriatayim, Sibma y Seretasahar en la montaña de la Arab¨¢;
20 Bet Peor, las pendientes regadas del Pisga, Betajesimot,
21 todas las ciudades de la meseta y todo el reino de Sij¨®n, rey de los amoreos.(Hab¨ªa sido derrotado por Mois¨¦s junto con los pr¨ªncipes de Madi¨¢n: Evi, Requem, Sur, Hur y Reba, que eran s¨²bditos de Sij¨®n y que viv¨ªan en esas tierras.
22 El adivino Balaam, hijo de Peor, formaba parte de los que ha b¨ªan sido pasados a cuchillo).
23 La frontera de Rub¨¦n era pues el Jord¨¢n y todo su territorio. Esa era la herencia de los clanes de Rub¨¦n con sus ciudades y sus aldeas.
24 Mois¨¦s hab¨ªa hecho el reparto entre los clanes de la tribu de Gad.
25 Este es el territorio que recibieron: Yazer y todas las ciudades de Galaad, la mitad del territorio de los amoreos hasta Aroer, que est¨¢ frente a Raba,
26 desde Hesb¨®n hasta Ramat-ha-Misp¨¦ y Betonim, a partir de Majanayim hasta el territorio de Lo-Debar, en el valle:
27 Betaram, Betnimra, Sucot, Saf¨®n (todo eso era la segunda mitad del reino de Sij¨®n, rey de Hesb¨®n), el Jord¨¢n y el territorio que se extiende hasta el mar de Quineret, en la ribera este del Jord¨¢n.
28 Esa era la herencia de los clanes de Gad, con sus ciudades y sus aldeas.
29 Mois¨¦s hab¨ªa hecho el reparto entre los clanes de la media tribu de Manas¨¦s.
30 Este es el territorio que recibieron: a partir de Majanaim, todo el Bas¨¢n, todo el reino de Og, rey de Bas¨¢n, todas las tiendas de campaña de Ya¨ªr en Bas¨¢n; en total sesenta ciudades.
31 Los hijos de Maquir, hijo de Manas¨¦s, recibieron la mitad de Galaad con Astarot y Edrei, las capitales de Og de Bas¨¢n. Tal fue el territorio de los clanes de Maquir.
32 Esa era la herencia que hab¨ªa repartido Mois¨¦s en las estepas de Moab, al otro lado del Jord¨¢n, al este de Jeric¨®.
33 Pero Mois¨¦s no le dio su parte de herencia a la tribu de Lev¨ª, porque Yav¨¦, el Dios de Israel, es su herencia como ¨¦l se lo dijo.
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Comentarios Josu¨¦, cap¨ªtulo 13
13,1
Josu¨¦ reparte entre las doce tribus la tierra prometida.
Entre los n¨®madas, los hombres de cada tribu pretend¨ªan ser todos la descendencia del fundador de la tribu, un hombre prestigioso del pasado, cuyo nombre llevaban. Ya que los israelitas se daban por descendientes de Jacob-Israel, cada una de las doce tribus se consideraba como la descendencia de uno de los hijos de su antepasado Jacob, del que hab¨ªa recibido su nombre.
En realidad las doce eran trece. Basta con comparar la lista de los hijos de Jacob, (G¨¦n 35,23), y la de las doce tribus en el presente libro. La n¨®mina concuerda en Rub¨¦n, Sime¨®n, Jud¨¢, Isacar, Zabul¨®n, Dan, Neftal¨ª, Gad, Aser y Benjam¨ªn. En cambio, los «hijos de Jos¨¦» forman dos tribus, Efra¨ªm y Manas¨¦s (Jos 16,4), que, añadidas a la de Lev¨ª, dan la cifra de trece. Pero esta ¨²ltima estaba formada por familias tradicionalmente dedicadas al culto. No ten¨ªan territorio propio (Jos 21,10), de manera que para la repartici¨®n se restablecer¨¢ la cifra de doce tribus.
La repartici¨®n se hace echando suertes: as¨ª se enseña que la Tierra Prometida es un don de Dios (el Sal 16 usa la misma imagen). Cada uno recibi¨® una parte que no escogi¨® y que ahora debe conquistar para hacerla suya. Esto tiene valor de ejemplo: cada cual ha recibido de Dios su parte en la vida. Debe aceptar lo que es, y a la vez conquistar su destino.
En toda la Biblia ser¨¢ importante la noci¨®n de herencia. El hombre aislado no existe, sino que tiene antepasados y es solidario de una tribu. M¨¢s a¨²n, la existencia del individuo, como la de su pueblo, es asegurada por la herencia inalienable que ha recibido de sus padres. Son nociones esenciales que han sido violadas por los imperialismos contempor¨¢neos. ¡Cu¨¢ntos pueblos ya no son dueños de su tierra, de sus minerales, de los bosques y de las cosechas de su tierra!