Las cartas a Timoteo y a Tito conforman un conjunto muy particular entre las cartas atribuidas a Pablo. No figuraban en la colecci車n m芍s antigua que reun赤a las diez primeras, de los Romanos a los Tesalonicenses, y que debieron ser posteriores, ya muy cerca de la muerte de Pablo (64 車 65). Las tres cartas pastorales son citadas y atribuidas a Pablo desde mediados del siglo segundo, en condiciones que supon赤an que hab赤an sido recibidas desde hac赤a varias decenas de años.
Los destinatarios de las cartas a Tito y Timoteo son colaboradores de Pablo, mientras que las cartas precedentes iban dirigidas a comunidades. En realidad la diferencia es menor de lo que parece, porque con toda probabilidad fueron escritas principalmente para ser usadas en comunidades que esos ※pastores§ ten赤an a su cargo.
Autenticidad de las Cartas pastorales
Hace ya un siglo que el contenido de estas cartas no ha dejado de alimentar discusiones sobre su autenticidad paulina. Algunos destacan los p芍rrafos que permiten compararlas con las cartas m芍s aut谷nticas de Pablo, mientras que quienes niegan la autenticidad tendr赤an buenas razones para decir que un imitador pudo haberse inspirado en pasajes de las cartas aut谷nticas para acreditar el origen paulino de su escrito. Pero ciertamente que en algunos lugares la falsificaci車n es muy dif赤cil de admitir. Los contactos con la carta a los Romanos, escrita poco antes que la carta a Tito, y con la carta a los Colosenses, son tan reales como discretos.
Con todo es f芍cil advertir que el vocabulario de esas cartas es distinto al de las otras cartas de Pablo, y las palabras nuevas señalan en el autor un temperamento diferente. Cuando se leen los argumentos tanto en pro como en contra de la autenticidad de esas cartas, es dif赤cil pronunciarse, pero si se cree en la preocupaci車n que ten赤an las Iglesias de preservar la tradici車n y la literatura apost車licas 每lo que no deja lugar a dudas每, el juicio anticipado se inclina a favor de Pablo, especialmente teniendo en cuenta los contactos con las cartas anteriores.
Mantenemos por tanto la autenticidad paulina de esas cartas, pero no por eso ignoramos las dificultades surgidas del vocabulario y del estilo; si Pablo las firm車 y en parte dict車, hay que admitir que el secretario tuvo una gran parte en su redacci車n. Algunos indicios sugieren que tal redactor pudo ser Lucas y no Timoteo que se nombraban en 2Co 1,1; Fil 1,2; Col 1,1; 1Tes 1,1; 2Tes 1,1.
El clima de esas tres cartas indica que fueron escritas en un tiempo en que no hab赤a persecuciones. Por tanto debemos elegir: o bien antes del 64, o bien en los años 80. Es evidente que en el segundo caso esas cartas no ser赤an de Pablo.
En esas condiciones la carta a Tito y la Primera a Timoteo s車lo pueden situarse en las semanas que preceden o que siguen al encuentro de Mileto (He 20), probablemente en el año 58. La Segunda a Timoteo ser赤a del fin del mismo año, cuando Pablo esperaba el primer invierno de su cautividad (2Tim 4,13).
Nuevas perspectivas del encuentro de Mileto
Este encuentro, narrado por Lucas en Hechos 20,17-36, marca una etapa importante, no s車lo en la vida de Pablo sino tambi谷n en la evoluci車n de sus Iglesias. Para las Iglesias de las provincias romanas de Asia (Éfeso), de Macedonia (Filipos y Tesal車nica) y de Acaya (Atenas y Corinto), esa asamblea signific車 el acceso a su mayor赤a de edad. Hab赤an tenido muy pronto sus propios ministros, elegidos entre los convertidos m芍s capaces, pero todav赤a no se hab赤an cortado los lazos de dependencia del misionero que les hab赤a llevado la fe. En la asamblea de Mileto Pablo dice: Ahora les toca a ustedes hacerse cargo de su misi車n. Las Cartas pastorales van a desarrollar de un modo particular dos puntos de este discurso.
Las comunidades hab赤an crecido y se necesitaban responsables que realmente lo fueran; las asambleas deber芍n proporcionar una enseñanza adaptada a las necesidades de cada cual, grande o pequeño. Se sigue esperando la venida de Cristo, pero se sabe tambi谷n que nada dura tanto como lo provisorio y se trata ahora no tanto de anunciar el Evangelio como de dar el ejemplo de una vida renovada, 迆til y capaz de inspirar conversiones. Las asambleas cristianas ser芍n el lugar donde se esboce un estilo de vida adaptado a la sociedad, pero sin olvidar que deben ser levadura en la masa.
Cuando se escribieron las Cartas Pastorales, los ap車stoles eran ya de edad avanzada, y la detenci車n de Pablo en Jerusal谷n son車 como una voz de alarma. Era necesario asegurar la continuidad entre los ap車stoles y los ministros de las generaciones sucesivas, la llamada ※sucesi車n apost車lica§, pero tambi谷n la Iglesia deb赤a oponerse a cualquier inovaci車n en el campo de la fe. S車lo se podr赤a transmitir el ※dep車sito§ o sea el testimonio de los ap車stoles (1Tim 6,20; 2Tim 1,14 y 3,14). Las advertencias respecto a los errores y a los falsos maestros no se refieren a herej赤as bien definidas, sino a especulaciones que hormigueaban un poco por todas partes.