¿Se puede participar en los sacrificios paganos?
1 Hablemos de la carne sacrificada a los ¨ªdolos. Todos, por supuesto, hemos alcanzado el saber; pero el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica.
2 El que cree que sabe (algo), todav¨ªa no se sabe qu¨¦ es conocer;
3 pero si uno ama (a Dios), ¨¦ste ha sido conocido (por Dios).
4 Entonces, ¿se puede comer carne sacrificada a los ¨ªdolos? Sabemos que un ¨ªdolo no es nada en rea lidad y que no hay m¨¢s Dios que el Unico.
5 Ciertamente la gente habla de dioses en el cielo o en la tierra, y en ese sentido hay muchos dioses y señores.
6 Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de ¨¦l y nosotros vamos hacia ¨¦l. Y hay un solo Señor, Cristo Jes¨²s: todo depende de ¨¦l y de ¨¦l dependemos nosotros.
7 Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos estaban tan acostumbrados hasta hace poco, que para ellos comer lo que se ofreci¨® al ¨ªdolo es como sacrificar al ¨ªdolo; y con esto manchan su conciencia poco formada.
8 Ciertamente no es un alimento el que nos har¨¢ agradables a Dios; de comerlo, no ser¨¢ grande el provecho, y de no comer, no nos faltar¨¢.
9 Cu¨ªdense, pues, de que el uso de su libertad no haga caer a los d¨¦biles.
10 Si uno de ellos te ve a ti, con tu buen conocimiento, sentado a la mesa en un sal¨®n del templo, su conciencia poco formada se dejar¨¢ arrastrar y comer¨¢ tambi¨¦n ¨¦l esa carne.
11 Y as¨ª el d¨¦bil, ese hermano por quien Cristo muri¨®, se pierde a causa de tu saber.
12 Cuando ustedes ofenden a sus hermanos hiriendo las conciencias que son todav¨ªa d¨¦biles, pecan contra el mismo Cristo.
13 Por lo tanto, si alg¨²n alimento ha de llevar al pecado a mi hermano, mejor no como nunca m¨¢s carne para no hacer caer a mi hermano.
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Comentarios Primera Carta a los Corintios, cap¨ªtulo 8
8,1
Vivimos en una sociedad pluralista, en medio de personas que no comparten nuestra fe, y a veces nos preguntamos si podemos tomar parte en actividades que son contrarias a nuestra fe. Por ejemplo, ¿c¨®mo vivir con parientes o vecinos de religi¨®n diferente? O, ¿qu¨¦ har¨¢ una esposa cuando su marido no comparta sus escr¨²pulos sobre la regulaci¨®n de nacimientos? ¿Se puede participar en sociedades en que muchos no act¨²an con criterios cristianos? Es el mismo tipo de problemas con que se encontraba Pablo a prop¨®sito de las carnes sacrificadas a los ¨ªdolos.
La discusi¨®n iniciada en este cap¨ªtulo tendr¨¢ su conclusi¨®n en el p¨¢rrafo 10,23-11,1, pues Pablo dejar¨¢ inconcluso el tema en el cap¨ªtulo 9.
En los templos paganos hab¨ªa locales para banquetes, en que se com¨ªa la carne de los animales sacrificados. Suced¨ªa que los cristianos eran invitados a esos banquetes por sus amigos paganos. En otros casos, cuando com¨ªan en casa de amigos o de vecinos, les ofrec¨ªan carne proveniente de los sacrificios. De igual modo, mucha de la carne que se vend¨ªa en el mercado proven¨ªa tambi¨¦n de esos sacrificios.
Pablo no quer¨ªa que los cristianos vivieran como fan¨¢ticos al margen de la sociedad. Si era pecado ofrecer sacrificios a los ¨ªdolos, no por eso quedaba impura la carne sacrificada, pues los ¨ªdolos no existen y por tanto nada ha cambiado en ella. Por otra parte, Jes¨²s hab¨ªa dicho: «Lo que ensucia al hombre no es lo que entra por la boca sino lo que sale del coraz¨®n» (Mc 7,15).
El saber infla, mientras que el amor edifica (1). Un creyente que est¨¢ informado puede consumir esa carne, pues sabe que no es pecado, pero debe respetar la opini¨®n del pr¨®jimo y no escandalizar a los que no pueden comprender sus razones.
En el vers¨ªculo 2, las palabras entre par¨¦ntesis deben de haber sido añanidas al texto. Pablo est¨¢ oponiendo el conocimiento que uno puede alcanzar de Dios, sabiendo cosas y teniendo ideas de ¨¦l, a otro conocimiento, o m¨¢s bien a una experiencia que nos entrega el amor verdadero: Dios, muy cerca de nosotros, nos ha tomado de la mano, prest¨¢ndonos su propio amor.
En los vers¨ªculos 7, 10, 11 y 12, Pablo habla de aquellos cuya conciencia es d¨¦bil, es decir, vacilante o no liberada, o insuficientemente formada. Piensan que hay pecado cuando no lo hay, o son d¨¦biles y act¨²an como los dem¨¢s a pesar de los reproches de su conciencia.
Si uno de ellos te ve a ti sentado a la mesa en un sal¨®n del templo (10). Aqu¨ª hay algo m¨¢s grave. Algunos en la comunidad estaban ya en la l¨ªnea de los «Nicola¨ªtas», que denunciar¨ªa m¨¢s tarde Juan en el Apocalipsis (2,23). Quer¨ªan ser muy abiertos y rechazaban cualquier ruptura con su medio; pensaban que era mejor no mostrar sus convicciones, y al final no se sab¨ªa de qu¨¦ verdad eran portadores o testigos. En el 10, 14-22, Pablo dir¨¢ claramente que ning¨²n cristiano puede participar en ese banquete dentro del templo. Por el momento no lo dice abiertamente, pero manifiesta que ser¨ªa muy chocante.