QUINTA ETAPA (24,1¡ª28,20): JESÚS ANUNCIA SU VUELTA AL FIN DE LOS TIEMPOS
¨C DISCURSO SOBRE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN, EL FIN DEL MUNDO Y LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE. HAY QUE HACER FRUCTIFICAR LOS TALENTOS: EL CRITERIO DEL AMOR.
¨C ENTONCES JESÚS SE ENTREGA A SU PASIÓN. SU INOCENCIA ES SUBRAYADA Y LO MISMO SU MAJESTAD REAL. MIENTRAS QUE LOS SACERDOTES SE ENDURECEN EN SU INCREDULIDAD, LOS DISCÍPULOS RECIBEN DEL RESUCITADO LA MISIÓN DE ENSEÑAR A TODAS LAS NACIONES: JESÚS ESTARÁ A SU LADO.
La destrucci¨®n de Jerusal¨¦n y el fin del mundo
1 Jes¨²s sali¨® del Templo, y mientras caminaba, sus disc¨ªpulos le hac¨ªan notar las imponentes construcciones del Templo.
2 Jes¨²s les dijo: «¿Ven todo eso? En verdad les digo: no quedar¨¢ ah¨ª piedra sobre piedra. Todo ser¨¢ destruido.»
3 Como Jes¨²s despu¨¦s se sentara en el monte de los Olivos, los disc¨ªpulos se acercaron y le preguntaron en privado: «Dinos cu¨¢ndo ocurrir¨¢ todo eso. ¿Qu¨¦ señales anunciar¨¢n tu venida y el fin de la historia?»
4 Jes¨²s les contest¨®: «No se dejen engañar
5 cuando varios usurpen mi nombre y digan: Yo soy el Me s¨ªas. Pues engañar¨¢n a mucha gente.
6 Ustedes oir¨¢n hablar de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen; todo eso tiene que pasar, pero no ser¨¢ todav¨ªa el fin.
7 Unas naciones luchar¨¢n contra otras y se levantar¨¢ un reino contra otro reino habr¨¢ hambre y terremotos en diversos lugares.
8 Esos ser¨¢n los primeros dolores del parto.
9 Entonces los denunciar¨¢n a ustedes y ser¨¢n torturados y asesinados. Todas las naciones los odiar¨¢n por mi causa.
10 En esos d¨ªas muchos tropezar¨¢n y caer¨¢n; de repente se odiar¨¢n y se traicionar¨¢n unos a otros.
11 Aparecer¨¢n falsos profetas, que engañar¨¢n a mucha gente,
12 y tanta ser¨¢ la maldad, que el amor se enfriar¨¢ en muchos.
13 Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvar¨¢.
14 Esta Buena Nueva del Reino ser¨¢ proclamada en el mundo entero, y todas las naciones oir¨¢n el mensaje; despu¨¦s vendr¨¢ el fin.
15 Cuando ustedes vean lo anunciado por el profeta Daniel: el ¨ªdolo del invasor instalado en el Templo (que el lector sepa entender),
16 entonces los que est¨¦n en Judea huyan a los montes.
17 Si est¨¢s en la azotea de tu casa, no te demores ni bajes a buscar tus cosas.
18 Si te hallas en el campo, no vuelvas a buscar tu manto.
19 ¡Pobres de las que en aquellos d¨ªas est¨¦n embarazadas o criando!
20 Rueguen para que no les toque huir en invierno o en d¨ªa s¨¢bado.
21 Porque ser¨¢ una prueba tan enorme como no ha habido igual desde el principio del mundo hasta ahora, ni jam¨¢s la volver¨¢ a haber.
22 Y si ese tiempo no fuera acortado, nadie saldr¨ªa con vida. Pero Dios lo acortar¨¢ en consideraci¨®n a sus elegidos.
23 Entonces, si alguien les dice: Miren, el Mes¨ªas est¨¢ aqu¨ª o est¨¢ all¨¢, no le crean.
24 Porque se presentar¨¢n falsos mes¨ªas y falsos profetas, que har¨¢n cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios.
25 Miren que yo se lo he advertido de antemano.
26 Por tanto, si alguien les dice: ¡Est¨¢ en el desierto!, no vayan. Si dicen: ¡Est¨¢ en tal lugar retirado!, no lo crean.
27 Pues as¨ª como refulge el rel¨¢mpago desde el oriente e inflama el cielo hasta el poniente, as¨ª ser¨¢ la venida del Hijo del Hombre.
28 En otras palabras: «Donde hay un cad¨¢ver, all¨ª se juntan los buitres.»
La venida del Hijo del Hombre
29 Despu¨¦s de esos d¨ªas de angustia, el sol se oscurecer¨¢, la luna perder¨¢ su brillo, caer¨¢n las estrellas del cielo y se bambolear¨¢n los mecanismos del universo.
30 Entonces aparecer¨¢ en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Mientras todas las razas de la tierra se golpear¨¢n el pecho, ver¨¢n al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con el poder divino y la plenitud de la gloria.
31 Enviar¨¢ a sus ¨¢ngeles, que tocar¨¢n la trompeta y reunir¨¢n a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo.
32 Aprendan esta lecci¨®n de la higuera: Cuando est¨¢n ya tiernas sus ramas y empiezan a brotar las hojas, ustedes saben que se acerca el verano.
33 Asimismo, cuando ustedes noten todas estas cosas que les he dicho, sepan que el tiempo ya est¨¢ cerca, a las puertas.
34 En verdad les digo: no pasar¨¢ esta generaci¨®n, hasta que sucedan todas estas cosas.
35 Pasar¨¢n el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasar¨¢n.
36 Por lo que se refiere a ese D¨ªa y cu¨¢ndo vendr¨¢, nadie lo sabe, ni siquiera los ¨¢ngeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre.
37 La venida del Hijo del Hombre recordar¨¢ los tiempos de No¨¦.
38 Unos pocos d¨ªas antes del diluvio, la gente segu¨ªa comiendo y bebiendo, y se casaban hombres y mujeres, hasta el d¨ªa en que No¨¦ entr¨® en el arca.
39 No se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio y se los llev¨® a todos. Lo mismo suceder¨¢ con la venida del Hijo del Hombre:
40 de dos hombres que est¨¦n juntos en el campo, uno ser¨¢ tomado, y el otro no;
41 de dos mujeres que est¨¦n juntas moliendo trigo, una ser¨¢ tomada, y la otra no.
Est¨¦n alerta
42 Por eso est¨¦n despiertos, porque no saben en qu¨¦ d¨ªa vendr¨¢ su Señor.
43 F¨ªjense en esto: si un dueño de casa supiera a qu¨¦ hora de la noche lo va a asaltar un ladr¨®n, seguramente permanecer¨ªa despierto para impedir el asalto a su casa.
44 Por eso, est¨¦n tambi¨¦n ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendr¨¢ a la hora que menos esperan.
45 Imag¨ªnense un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de su familia, y es ¨¦l quien les reparte el alimento a su debido tiempo.
46 Afor tunado ser¨¢ este servidor si, al venir su señor, lo encuentra cumpliendo su deber.
47 En verdad les digo: su señor lo pondr¨¢ al cuidado de todo lo que tiene.
48 No ser¨¢ as¨ª con el servidor malo que piensa: «Mi señor se ha retrasado»,
49 y empieza a maltratar a sus compañeros y a comer y a beber con borrachos.
50 El patr¨®n de ese servidor vendr¨¢ en el d¨ªa que no lo espera y a la hora que menos piensa.
51 Le quitar¨¢ el puesto y lo mandar¨¢ donde los hip¨®critas. All¨ª ser¨¢ el llorar y el rechinar de dientes.
************************
Comentarios Evangelio seg¨²n Mateo, cap¨ªtulo 24
24,1 Para este discurso, v¨¦ase el comentario de Marcos 13.
Este discurso usa el estilo y las im¨¢genes de los libros apocal¨ªpticos (v¨¦ase esta palabra en el L¨¦xico). No por casualidad esta literatura se desarroll¨® durante los dos siglos anteriores a Jes¨²s; en esos tiempos de crisis la gente quer¨ªa saber a d¨®nde iba el mundo y c¨®mo se realizar¨ªan las promesas de Dios a su pueblo.
24,2 La sentencia de Jes¨²s no se refer¨ªa al fin de los tiempos. Para los disc¨ªpulos, sin embargo, una cat¨¢strofe en la que desapareciera el templo s¨®lo pod¨ªa ser el preludio de una intervenci¨®n de Dios que pondr¨ªa fin al tiempo presente. Le preguntan entonces por la fecha y las señales.
La profec¨ªa de Jes¨²s, como las dem¨¢s profec¨ªas aut¨¦nticas, es muy discreta en cuanto a los detalles concretos; pero descarta las dudas con relaci¨®n a los siguientes puntos:
¨C la destrucci¨®n del Templo no coincidir¨¢ con el fin de los tiempos, sino que forma parte de una gran prueba, de la que ser¨¢ testigo la presente generaci¨®n; para las comunidades cristianas ser¨¢ un tiempo de persecuciones;
¨C esta crisis significar¨ªa una etapa decisiva de la llegada del reino de Dios, el paso de la predicaci¨®n de Jes¨²s en Palestina a un Evangelio predicado en el mundo entero; por lo tanto, las comunidades no desaparecer¨¢n en la crisis;
¨C ciertamente habr¨¢ una venida gloriosa de Jes¨²s, Hijo y Mes¨ªas, pero ocurrir¨¢ en un futuro indeterminado; entonces tendr¨¢ lugar el Juicio y la Resurrecci¨®n.
Hablamos de un discurso de Jes¨²s: Mateo incluy¨® en este discurso palabras que Jes¨²s pronunci¨® en diversas oportunidades; a eso se debe que haya oscuridades y pequeñas incoherencias.
24,3 Sentados en la ladera del monte de los olivos, los disc¨ªpulos observan el Templo que corona la otra ladera de la quebrada del Cedr¨®n.
24,6 Esas perturbaciones van a durar años antes de que sobrevenga la gran prueba, que ser¨¢ la guerra de los romanos contra los rebeldes jud¨ªos de Palestina.
24,14 El verdadero signo, el que importa en el plan de Dios, es el Evangelio ya proclamado en el mundo entero, es decir de hecho, en los pa¨ªses que se conoc¨ªan entonces (He 13,47).
24,15 Comienza el anuncio de la Judea invadida por los romanos y el sitio de Jerusal¨¦n. Es un anuncio, no una descripci¨®n.
Mateo se refiere a la profec¨ªa de Dn 9,27 y 12,11, que hablaba de la ¡°Abominaci¨®n del devastador¡± (o sea el Ídolo del invasor) instalada en el Templo. Esto hab¨ªa sucedido en el año 167 a.C. y a esto se refer¨ªa el autor de Daniel. Mateo escribe despu¨¦s de una de las intervenciones romanas en Jerusal¨¦n y en el Templo, y su lector debe entender que con esto se cumpli¨®, aunque no al pie de la letra, lo mismo que hab¨ªa sucedido en tiempos de Daniel.
24,26 El contraste entre los intentos de salvaci¨®n terrenal y limitada de los falsos Mes¨ªas y la venida del Hijo del Hombre sirve de transici¨®n para pasar al p¨¢rrafo siguiente, que se refiere a los d¨ªas del Juicio.
24,30 Aparecer¨¢ la señal... Tal vez esta sentencia se deber¨ªa traducir: ¡°aparecer¨¢, ¨²nica señal, el Hijo del Hombre¡±, como se desprende de Lc 11.30.
Todas las razas de la tierra...: Za 12,12 y Ap 1,7. Se reconocen culpables al ver que, de una manera u otra, han herido al Salvador y rechazado el Evangelio.
Con el Poder y la Gloria: esos calificativos en la Biblia van referidos al mismo Ser Divino. Mandar¨¢ a sus ¨¢ngeles: como en 16,27, son los ¨¢ngeles de Dios, y tambi¨¦n sus elegidos son los de Dios.
24,32 Discernir las señales de los tiempos (Lc 12,54): una serie de acontecimientos dan a entender que se ha llegado a una nueva etapa de la historia.
24,33 Los acontecimientos visibles que Jes¨²s acaba de decir (todas estas cosas, o sea toda la tragedia de Jerusal¨¦n), indican algo que no se puede ver: la venida del reino de Dios, como Lucas lo precisa en 21,31.
24,36 El d¨ªa sin m¨¢s es el d¨ªa del Juicio (¡°d¨ªa de Yav¨¦¡± en Am 5 y So 1,5). La hora es la prevista en los designios eternos de Dios.
Ni a¨²n el Hijo: Jes¨²s salvaguarda el misterio de las decisiones del Padre. Éste es el ¨²nico lugar del Evangelio en que Jes¨²s es llamado ¡°el Hijo¡± sin m¨¢s (como en Heb 1). Su personalidad divina no impide que haya tomado ¡°la condici¨®n de siervo¡± (Fil 2,6), con las limitaciones e ignorancias consecuentes.
Los libros prof¨¦ticos presentaban los acontecimientos como juicios de Dios sobre la historia; los juicios sucesivos hab¨ªan de desembocar en un juicio definitivo que pusiera fin al mundo presente. Mateo, por su parte, parece distinguir dos etapas mayores, y es el momento en que se esboza la visi¨®n cristiana de la historia. V¨¦anse al respecto las notas de Lc 17,22 y 21,5.
24,40 La comparaci¨®n de los dos hombres (y de las dos mujeres) trabajando juntos significa que el juicio no dividir¨¢ a la humanidad entre pueblo bueno y naciones reprobadas, sino que discernir¨¢ entre aquellos mismos que viv¨ªan y trabajaban juntos. Uno ir¨¢ hacia el Señor mientras que su compañero ser¨¢ reprobado.