Nuestros d¨ªas pasan como suspiros.¡ªNuestra
vida terrenal es corta y fr¨¢gil ante Dios eterno, que no padece cambios. El
es nuestro refugio y puede dar alg¨²n valor a nuestra existencia. Pid¨¢mosle
que la llene con su sabidur¨ªa, que es amarlo, alabarlo y servirlo.
1 Señor, t¨² has sido para nosotros
1 un refugio a lo largo de los
siglos.
2 Antes que nacieran las montañas
2 y aparecieran la tierra y el
mundo,
2 t¨² ya eras Dios y lo eres para
siempre,
3 t¨² que devuelves al polvo a los
mortales,
3 y les dices:»¡V¨¢yanse, hijos de
Ad¨¢n!».
4 Mil años para ti son como un d¨ªa,
4 un ayer, un momento de la noche.
5 T¨² los siembras, cada cual a su
turno,
5 y al amanecer despunta la hierba;
6 en la mañana viene la flor y se
abre
6 y en la tarde se marchita y se
seca.
7 Por tu c¨®lera somos consumidos,
7 tu furor nos deja anonadados.
8 Pusiste nuestras culpas frente a
ti,
8 nuestros secretos bajo la luz de
tu rostro.
9 Hizo correr tu c¨®lera nuestros
d¨ªas,
9 y en un suspiro se fueron
nuestros años.
10 El tiempo de nuestros años es de
setenta,
10 y de ochenta si somos robustos.
10 La mayor¨ªa son de pena y
decepci¨®n,
10 transcurren muy pronto y nos
llevan volando.
11 ¿Qui¨¦n conoce la fuerza de tu
c¨®lera
11 y qui¨¦n ha sondeado el fondo de
tu furor?
12 Ens¨¦ñanos lo que valen nuestros
d¨ªas,
12 para que adquiramos un coraz¨®n
sensato.
13 Vu¨¦lvete, Señor, ¿hasta
cu¨¢ndo?...
13 Compad¨¦cete de tus servidores.
14 C¨®lmanos de tus favores por la
mañana,
14 que tengamos siempre risa y
alegr¨ªa.
15 Haz que nuestra alegr¨ªa dure lo
que la prueba
15 y los años en que vimos la
desdicha.
16 Muestra tu acci¨®n a tus
servidores
16 y a sus hijos, tu esplendor.
17 Que la dulzura del Señor nos
cubra
17 y que ¨¦l confirme la obra de
nuestras manos.
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