Oh Dios, lev¨¢ntate y defiende tu causa.¡ª¡Qu¨¦
cosa tan misteriosa para nuestra fe es el silencio de Dios frente a nuestras
locuras!
1 ¿Por qu¨¦, oh Dios, esos continuos
rechazos, y esa ira contra el rebaño de tu redil?
2 Acu¨¦rdate de tu comunidad, que
antiguamente adquiriste y rescataste para que fuera tu tribu y heredad con
el monte Si¨®n donde t¨² moras.
3 Dirige tus pasos a esas ruinas sin
remedio; saque¨® todo el enemigo en el santuario.
3 Lanzaron alaridos en tu tienda, a
la entrada pusieron la bandera extranjera.
5 Lo derribaron todo con el hacha
como leñadores en el bosque; 6
el enmaderado y sus esculturas los demolieron a machete y azuela.
7 Prendieron fuego a tu santuario y
profanaron la morada de tu Nombre.
8 Dijeron: «¡Acabemos con ellos de
una vez!» y en el pa¨ªs incendiaron todos los santuarios.
9 Ya no vemos signos de ti, ya no
hay profetas, y nadie entre nosotros que nos diga hasta cuando.
10 ¿Hasta cu¨¢ndo, oh Dios,
blasfemar¨¢ el opresor y seguir¨¢ el enemigo ultrajando tu nombre?
11 ¿Por qu¨¦ retiras tu mano? ¿O la
tienes tomada de la cintura?
12 ¿No eres acaso desde siempre mi
Dios, mi rey, t¨², el autor de las liberaciones del pa¨ªs?
13 T¨² con tu poder, dividiste el
mar y aplastaste las cabezas de monstruos marinos.
14 Rompiste las cabezas de Leviat¨¢n
y lo diste por comida a las tortugas de mar.
15 T¨² hiciste brotar fuentes y
torrentes, t¨² secaste r¨ªos inagotables.
16 Tuyo es el d¨ªa y tuya es la
noche, t¨² ajustas la luz y el sol.
17 Pusiste todos los l¨ªmites de la
tierra, y formaste el invierno y el verano.
18 No lo olvides: el enemigo
insult¨® al Señor, un pueblo de locos ultraj¨® tu nombre.
19 No entregues a las fieras el
alma que te da gracias, no olvides para siempre la vida de tus pobres.
20 Mira c¨®mo han guardado tu
alianza, en las cuevas del pa¨ªs, lugares de resistencia.
21 Que el oprimido no vuelva
avergonzado, que el pobre y el pequeño puedan alabar tu nombre.
22 Lev¨¢ntate, oh Dios, y defiende
tu causa, te insultan todo el d¨ªa, no olvides a esos locos.
23 No olvides el alboroto de tus
adversarios y el clamor siempre creciente de tus agresores.
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