Salmos (Sal) Cap¨ªtulo 44
Lamentaci¨®n por un desastre nacional.¡ªEl pueblo creyente se dirige al Señor implorando humildemente su ayuda en una grave crisis nacional, causada por una fuerte derrota.
2 Lo escuchamos, oh Dios, con nuestros o¨ªdos y nos lo transmitieron nuestros padres: las hazañas que en su ¨¦poca t¨² hiciste, con tu propia mano, en otros tiempos.
3 Para implantarlos, expulsaste a naciones y para extenderlos, maltrataste a pueblos.
4 No conquist¨® al pa¨ªs su propia espada, ni su brazo los hizo vencedores, sino que fueron tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque los amabas.
5 T¨², mi rey y mi Dios es quien decide las victorias de Jacob.
6 Por ti hundimos a nuestros adversarios y en tu nombre pisamos a nuestros agresores.
7 No es mi arco en quien yo conf¨ªo, ni es mi espada quien me da la victoria; 8 mas por ti vencemos a nuestros adversarios, t¨² dejas en verg¨¹enza a los que nos odian.
9 A Dios cada d¨ªa celebramos y sin cesar alabamos tu nombre.
10 Ahora, en cambio, nos rechazas y humillas y no sales al frente de nuestras tropas.
11 Nos haces ceder ante el adversario y los que nos odian saquean a gusto.
12 Nos entregas como ovejas a la matanza, y nos dispersas en medio de las naciones.
13 Vendes a tu pueblo por un precio irrisorio y no ganas nada con tu negocio.
14 Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, todos en derredor se burlan y se r¨ªen.
15 Servimos de escarmiento a las naciones, y los pueblos menean la cabeza.
16 Tengo siempre delante mi deshonra y enrojece mi rostro la verg¨¹enza 17 al o¨ªr los insultos y blasfemias, al ver el odio y la venganza.
18 Todo esto nos pas¨® sin que nosotros te olvid¨¢ramos o rompi¨¦ramos tu alianza.
19 No se dio vuelta nuestro coraz¨®n ni dejaron tu senda nuestros pasos.
20 Pero nos aplastaste en el desierto, y nos cubri¨® la sombra de la muerte.
21 Si hubi¨¦ramos olvidado el nombre de nuestro Dios tendiendo las manos hacia un dios extranjero, 22 ¿no es cierto que Dios lo hubiera visto, el que conoce los secretos del coraz¨®n?
23 Por tu causa nos matan a cada rato, y nos vemos como ovejas ante el cuchillo.
24 Despi¨¦rtate, ¿por qu¨¦ duermes, Señor? ¡Lev¨¢ntate y ven a socorrernos!
25 ¿Por qu¨¦ escondes tu cara? ¿olvidas nuestra opresi¨®n, nuestra miseria?
26 Nos arrastramos por el polvo y a la tierra se pega nuestro vientre.
27 ¡Lev¨¢ntate, Señor, y soc¨®rrenos, acu¨¦rdate de tu bondad y l¨ªbranos!
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