Te alabar¨¦ porque me has librado.¡ªNada hay
definitivo en esta vida. El Señor alterna para cada uno alegr¨ªas y pruebas,
seg¨²n lo necesitemos para crecer en la fe. Muy a menudo nos dejamos
sorprender: la prueba nos abate, como si Dios ya no existiera, y cuando
vienen los favores de Dios, no nos atrevemos a creer que sea verdad.
2 Te alabar¨¦, Señor, porque me has
levantado y muy poco se han re¨ªdo mis contrarios.
3 Señor, Dios m¨ªo, clam¨¦ a ti y tu
me sanaste.
4 Señor, me has sacado de la tumba,
me iba a la fosa y me has devuelto a la vida.
5 Que sus fieles canten al Señor, y
den gracias a su Nombre santo.
6 Porque su enojo dura unos momentos,
y su bondad toda una vida.
6 Al caer la tarde nos visita el
llanto, pero a la mañana es un grito de alegr¨ªa.
7 Cuando me iba bien, dec¨ªa entre m¨ª:
«Nada jam¨¢s me perturbar¨¢».
8 Por tu favor, Señor, yo me
manten¨ªa como plantado en montes poderosos; apenas escondiste tu rostro,
vacil¨¦.
9 A ti clam¨¦, Señor, a mi Dios
supliqu¨¦.
10 «¿Qu¨¦ ganas si me muero y me
bajan al hoyo? ¿Podr¨¢ cantar el polvo tu alabanza o pregonar tu fidelidad?
11 ¡Esc¨²chame, Señor, y ten piedad
de m¨ª; s¨¦, Señor, mi socorro!
12 Tu has cambiado mi duelo en una
danza, me quitaste el luto y me ceñiste de alegr¨ªa.
13 As¨ª mi coraz¨®n te cantar¨¢ sin
callarse jam¨¢s. ¡Señor, mi Dios, por siempre te alabar¨¦!
¡¡