Jueces Introducci¨®n
Los Jueces son para nosotros un libro de bellas historias: D¨¦bora, Gede¨®n, Sans¨®n y Dalila, Jeft¨¦ y su hija, sin olvidar al final a la mujer cortada en trozos ni al sacerdote que se aviva con los ¨ªdolos de su patr¨®n. Pero estas historias transmitidas como relatos populares no hacen m¨¢s que poner en im¨¢genes la historia de una ¨¦poca tan importante como desconocida. ¿De qu¨¦ manera los hebreos n¨®madas que entraron en Palestina despu¨¦s de Mois¨¦s se transformaron en un pueblo de pequeños agricultores? Y ¿c¨®mo guardaron su identidad de pueblo elegido por Dios?
La tierra de Cana¨¢n, con sus f¨¦rtiles praderas, lo ten¨ªa todo para seducir; lo mismo ocurr¨ªa con sus religiones, cercanas a la naturaleza y donde la libertad sexual se expresaba con la mayor tranquilidad. Todos los pueblos que hab¨ªan entrado all¨ª se hab¨ªan fundido con ella; ¿qu¨¦ pasar¨ªa con la religi¨®n intransigente del Dios que no se ve? Fueron sin duda siglos oscuros desde cualquier punto de vista, en los cuales durante mucho tiempo se pudo pensar que el fuego del Sina¨ª se hab¨ªa extinguido.
Los libertadores
Lo que va a salvar el porvenir de las tribus de Israel ser¨¢, por una parte, la agresividad de varias de ellas (pensemos en la tribu de Efra¨ªm cuyas campañas son narradas en el libro de Josu¨¦), y, por otra, el hecho de que con frecuencia estuvieron a merced de merodeadores y de otros n¨®madas venidos del desierto. Pero permanecieron fieles a Yav¨¦ porque en muchas ocasiones tuvieron la experiencia del Dios que salva.
En medio de sus dificultades, los israelitas, desorganizados y divididos en grupos rivales, se reagrupan alrededor de los ¡°jueces¡± de tribus, o jefes innatos surgidos del pueblo, a veces campesinos que obtendr¨¢n grandes victorias (v¨¦anse Jue 4,1 y 5,1).
Esos hombres pasaron a la historia como los ¡°sofetim¡±, una palabra que designa tanto a jefes como a jueces. Hay que saber que en la cultura hebrea, e incluso en el Evangelio, la palabra ¡°juzgar¡± quiere decir tambi¨¦n gobernar (Mt 19,28). De ah¨ª que se llame jueces a hombres que no han tomado jam¨¢s parte en un tribunal.
Las brasas bajo la ceniza
La lectura del libro no nos da una idea muy elevada del nivel moral y religioso del Israel de aquel tiempo en que los marcos tradicionales de la familia y de la tribu n¨®mada perd¨ªan su valor. Sin embargo se estaba gestando una renovaci¨®n profunda. Dos palabras que muestran esa transformaci¨®n: heredad y santuario, entran en el vocabulario religioso,.
¨C Heredad: el n¨®mada tiene ahora una tierra. Deber¨¢ considerarla como un don de Dios, cultivarla y transmitirla a sus hijos. Toda su religi¨®n estar¨¢ ligada a la tierra que Dios le ha dado y que conservar¨¢ en la medida en que sea fiel.
¨C Santuario: los israelitas, que nunca tuvieron un templo en el desierto, descubren los lugares de culto de los cananeos. Se van, pues, a acostumbrar a agruparse tambi¨¦n en lugares de culto en donde los levitas, los sacerdotes, guardan las tradiciones sagradas y las enseñanzas de Mois¨¦s.
Este ejemplo de un per¨ªodo en que se redescubre todo, est¨¢ lleno de inter¨¦s para nosotros en un tiempo en que se derrumban todas las estructuras morales y religiosas en que hab¨ªan vivido nuestros padres. Podemos pensar que bajo la capa del materialismo triunfante est¨¢n madurando muchas cosas que preparan el renacimiento de un cristianismo m¨¢s consciente de s¨ª mismo en una sociedad urbana, planetaria y postindustrial.
EL LIBRO DE LOS JUECES
Como los libros de Josu¨¦, de Samuel y de los Reyes, el libro de los Jueces es parte de la historia de esp¨ªritu prof¨¦tico redactada por los llamados ¡°deuteronomistas¡±: ver la Introducci¨®n a Josu¨¦.
Al autor del libro se deben los dos primeros cap¨ªtulos en que desarrolla su interpretaci¨®n de los hechos que sucedieron durante los primeros tiempos de la penetraci¨®n de los israelitas en Palestina. Luego orden¨® una serie de historias en que cada tribu conservaba el recuerdo de sus h¨¦roes. Las junt¨® de tal forma que estos h¨¦roes aparecieran como los salvadores de todo Israel, y luego las puso como ejemplos de lo que quer¨ªa enseñar: el pueblo no puede salvarse y vencer a sus enemigos si no demuestra su fidelidad a Yav¨¦.
Es dif¨ªcil encontrarle una estructura al libro de los Jueces. Se nota la diferencia entre los llamados pequeños jueces y los grandes jueces. Los primeros son jefes de clan cuya actuaci¨®n desbord¨® los l¨ªmites de su parentela y cuya autoridad fue reconocida por su tribu. Los grandes, en cambio, parecen haber sido personajes carism¨¢ticos que protagonizaron proezas militares en la lucha contra los propietarios del pa¨ªs o, al rev¨¦s, contra los nuevos inmigrantes.