Apocalipsis Cap¨ªtulo 15
1 Vi luego en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete ¨¢ngeles que llevaban siete plagas, las ¨²ltimas, porque con ellas se consuma la c¨®lera de Dios.
2 Vi tambi¨¦n como un mar de cristal destellante, y a los vencedores de la bestia, de su imagen y de la cifra de su nombre, que se colocaban sobre el mar de cristal, llevando las arpas celestiales en sus manos.
3 Estos cantan el c¨¢ntico de Mois¨¦s, servidor de Dios, y el c¨¢ntico del Cordero:
3 Grandes y maravillosas son tus obras,
3 Señor Dios, Todopoderoso.
3 Justicia y verdad gu¨ªan tus pasos, oh Rey de las naciones.
4 ¿Qui¨¦n no dar¨¢ honor y gloria a tu Nombre, oh Señor?
4 T¨² solo eres santo,
4 y todas las naciones vendr¨¢n
4 y se postrar¨¢n ante ti,
4 porque tus fallos se han dado a conocer.
Las siete copas
5 Despu¨¦s se abri¨® el Santuario de la Tienda del Testimonio
6 y salieron del Santuario los siete ¨¢ngeles portadores de las siete plagas, vestidos de lino puro resplandeciente y ceñido su pecho con cinturones de oro.
7 Uno de los cuatro Vivientes entreg¨® a los siete ¨¢ngeles siete copas de oro llenas del furor de Dios, que vive por siglos sin fin.
8 Entonces el Santuario se llen¨® de humo por estar all¨ª la gloria de Dios y su poder, de modo que nadie pod¨ªa entrar en ¨¦l hasta que se consumaran las siete plagas de los siete ¨¢ngeles.

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Comentarios Apocalipsis, cap¨ªtulo 15
15,5

Aqu¨ª volvemos sobre la ca¨ªda de Roma, la cual es esperada y considerada como un juicio de Dios. Las siete copas mezclan im¨¢genes que provienen de las plagas de Egipto y de varios textos prof¨¦ticos.

Har-magued¨®n, o sea, el monte Meguido (16,16), recordaba una derrota famosa de la historia jud¨ªa (2 Reyes 23,29), y es una manera de anunciar la derrota de los que all¨ª se juntan.

Las siete copas llenas de las siete plagas describen con im¨¢genes pintorescas algo que tal vez no est¨¢ muy lejos de nosotros. El mundo presente no cree en los «castigos de Dios», y por otra parte, se ha abusado tanto de esta expresi¨®n en siglos pasados, que no debemos utilizar la palabra sin mucho cuidado. Dios es amor y a cada uno de nosotros le env¨ªa solamente lo que ser¨¢ para su bien. Pero tambi¨¦n el Apocalipsis, siguiendo la tradici¨®n de los profetas y de Jes¨²s, afirma que Dios juzga y castiga a las naciones y a las colectividades a lo largo de su historia.

Nuestra generaci¨®n tambi¨¦n ser¨¢ juzgada. Muchos se han asustado en los primeros tiempos del Sida, y ninguno se atrevi¨® a hablar de un juicio de Dios. Pero sabemos que otras plagas ahora se avecinan, y el dominio del hombre sobre la naturaleza no le impide a ¨¦sta que tome su revancha: antibioticos y pesticidas que ya no tienen fuerza sino que envenenan a los hombres, congestion, paralisis, inseguridad de las Babeles grandes, sol y lluvias que desconciertan las previsiones...