Salmos (Sal) Cap¨ªtulo 35
S¨²plica de un justo perseguido.¡ªEn varios lugares se parece al salmo 22, que anuncia la pasi¨®n de Cristo en forma tan conmovedora.
1 Ataca, Señor, a los que me atacan, combate a los que me combaten.
2 Ponte la armadura, toma el escudo, y te levantas para venir a socorrerme.
3 Blandes la lanza y el hacha contra mis perseguidores, y a m¨ª me dices: «¡Yo soy tu salvaci¨®n!»
4 Que sean humillados y fracasen los que quieren mi vida, que retrocedan y sean confundidos los que rumian mi desgracia.
5 Que sean como pelusa al viento, acosados por el ¨¢ngel del Señor.
6 Que su camino sea oscuro y resbaladizo, perseguidos por el ¨¢ngel del Señor.
7 Sin motivo me tendieron una trampa, y cavaron una fosa para m¨ª.
8 Que sin aviso venga sobre ellos la ruina, que queden atrapados en su trampa y caigan en su fosa.
9 Y mi alma se alegrar¨¢ en el Señor, muy contenta con su intervenci¨®n.
10 Todo mi ser exclamar¨¢: « Señor, ¿qui¨¦n hay como t¨², que libras al d¨¦bil de la mano del fuerte, y al pobre y al pequeño del que los despoja?»
11 Falsos testigos se levantan en mi contra, me interrogan por cosas que yo ignoro; 12 me devuelven mal por bien, y me miran c¨®mo me debato.
13 Pero yo, cuando se enfermaban, me vest¨ªa de saco, ayunaba, hac¨ªa penitencia, y no cesaba de rezar por ellos.
14 Caminaba sin rumbo como por un amigo o un hermano, me curvaba de tristeza como quien llora a su madre.
15 Pero en cuanto ca¨ª, se alegraron y se juntaron todos contra m¨ª como extranjeros o desconocidos.
16 Sin cesar me desgarran esos hip¨®critas, burl¨¢ndose de m¨ª continuamente y rechinando contra m¨ª los dientes.
17 Señor, ¿te quedar¨¢s mirando? Resc¨¢tame de los leones rugientes, pues no tengo sino una vida.
18 Te dar¨¦ gracias en la gran asamblea, te alabar¨¦ cuando est¨¦ todo el pueblo.
19 Que no se r¨ªan los que me odian sin raz¨®n, ni se guiñen el ojo, pues no tienen excusas.
20 Esa gente no quiere la paz para los pac¨ªficos del pa¨ªs; siniestros planes han maquinado 21 y hablan abiertamente contra m¨ª: «¡S¨ª, s¨ª», dicen, «nosotros lo hemos visto!»
22 T¨², Señor, que lo has visto, no te quedes callado, ¡no te apartes de m¨ª, Señor!
23 Despi¨¦rtate y lev¨¢ntate, que es tiempo de juzgar. Señor, Dios m¨ªo, toma mi defensa.
24 J¨²zgame, Señor, t¨² que eres justo, y que no puedan re¨ªrse de m¨ª, 25 ni digan: «¡Sali¨® tal como quer¨ªamos, al fin lo hemos devorado!»
26 Queden avergonzados y humillados, todos los que se r¨ªen de mi desgracia.
26 Queden cubiertos de infamia y de desprecio los que se alzan contra m¨ª.
27 R¨ªanse y al¨¦grense los que creen en mis derechos, y que puedan decir siempre: «¡Grande es el Señor, pues supo defender a su servidor!»
28 Yo les dir¨¦ que t¨² eres justo, todo el d¨ªa te alabar¨¦.
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